Hace unas semanas, se conocía la noticia de que el Consejo de Ministros de Transporte de la Unión Europea había vuelto a incluir el ferrocarril Ruta de la Plata en la red global de corredores ferroviarios y de transporte europeo, tras el despiste del Gobierno español que, en su momento, se había olvidado de incluir este importante proyecto en sus peticiones a la Unión.
El despiste gubernamental supuso, además de una pérdida de tiempo, otro hecho poco favorable cual es la inclusión de la Ruta en un posterior paquete de infraestructuras, cuya ejecución se prevé para el año 2040, un horizonte temporal que, aunque lejano, no deja de ser esperanzador para todos los que, desde hace años, venimos clamando (en el desierto) porque se haga realidad este importante corredor ferroviario, que vertebrará todo el oeste peninsular, desde Gijón hasta Sevilla.
Esta línea ferroviaria se inauguró en 1896 y permaneció en servicio hasta 1985, año en que fue clausurada por un Gobierno de Felipe González, que argumentó razones de poco uso, baja rentabilidad y alto coste para justificar la decisión. En ese momento, además, los responsables políticos, con una dudosa visión de futuro, consideraban que el tren era un medio de transporte obsoleto, y eso también contribuyó a reforzar la conveniencia del cierre definitivo de la línea, lo que, como es lógico, tuvo una incidencia muy negativa en el desarrollo social, empresarial y económico de ese territorio en el que hoy se localizan, curiosamente, muchos núcleos rurales de la España vaciada. Ya es casualidad.
Sin embargo, el tiempo no tardó en demostrar lo erróneo de la decisión del Gobierno de González y la conveniencia de recuperar este eje ferroviario, necesario para el territorio afectado y estratégico para toda España. Precisamente, ha sido la constatación de esta realidad, lo que hizo que en los últimos años surgieran numerosas iniciativas de defensa y reivindicación del ferrocarril Ruta de la Plata. Administraciones de ámbito local, provincial y autonómico, junto con las Cámaras de Comercio de todas las provincias afectadas y otras asociaciones ciudadanas no han cejado de insistir en la conveniencia de posibilitar la resurrección de la Ruta de la Plata, después de los cincuenta años transcurridos desde su cierre, confiando en que tanto el Gobierno de Madrid como la Unión Europea van a ser capaces , esta vez sí, de adquirir el compromiso de un plan de trabajo con acciones, presupuestos y plazos razonables, y a la vez ambiciosos, para poder hacer realidad esta infraestructura ferroviaria.
Naturalmente, la reciente decisión comunitaria no es para echar las campanas al vuelo, y menos en una tierra como la nuestra mucho más familiarizada con el chasco que con la ilusión cuando se trata de proyectos de envergadura. Recordemos el más reciente, el de la Agencia Espacial Española. Nos contaron que la candidatura de León tenía muchas posibilidades, sobre todo, tras la designación de los dos astronautas de la tierra, porque la nuestra era la única candidatura que contaba con ese valor añadido. Y, al final, otra vez, la decepción. La Agencia se fue a Sevilla y León no perdió su silla sino la Agencia.
Pues bien, sería una pena que la programada y proclamada resurrección europea del corredor ferroviario Ruta de la Plata también se quedara, al final, en agua de borrajas. Por ello, y con el fin de que con las glorias no se nos vayan las memorias sería conveniente empezar a trabajar, promoviendo iniciativas concretas.
El primer reto debería centrarse en sacar a licitación un estudio informativo del corredor ferroviario. Para lograrlo, sería fundamental incluir en los Presupuestos Generales del Estado las partidas necesarias. El estudio informativo es esencial para marcar el trazado optimo, las necesidades presupuestarias y prioridades de ejecución en los próximos años, debiéndose asimismo realizar las Declaraciones de Impacto Ambiental requeridas para la ejecución de las obras correspondientes como estaba planificado en el Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (2012-2024).
No es por señalar, que está feo, pero creo que ya ha llegado la hora de que los que vivimos a este lado de la piel de toro, exijamos a los poderes públicos las urgencias, las eficiencias y los presupuestos de los que ya están disfrutando otros corredores peninsulares, como el del Mediterráneo, que se encuentra en avanzado estado de ejecución, concentrando por ello gran parte de las inversiones programadas por el Ministerio de Fomento para este tipo de infraestructuras.
Angel María Fidalgo