Esta semana además de celebrarse, algunos, el día de Castilla y León, hemos asistido al cierre de listas electorales. Recordamos con cierta hilaridad aquellos tiempos de Miguel Pérez Villar como presidente provincial de la centroderecha, el también consejero de la Junta subía y quitaba puestos en listas electorales como quien cambiaba cromos a la puerta del colegio cuando el timbre de entrada estaba aún sonando. Pero jamás se había visto, o al menos nunca ha transcendido que sepamos, la “jugada” realizada por el apoderado de Vox en Ponferrada en un trueque de lista donde la conocida ex política y ahora empresaria Fátima López Placer era apartada de un manotazo como candidata a la Alcaldía de la capital berciana. Eso sí es un sosprasso y no los de Pablo Iglesias en la dirección de Unidas Podemos para que nadie le haga sombra. Inaudito.
Todo ello demuestra una vez más en las cloacas en que un par de generaciones ha metido a nuestra aún joven democracia. Todo es intriga, lucha, codazos, hipocresía, intereses, influencias…
Conocemos a neófitos candidatos a sus respectivos pequeños ayuntamientos. Inician su carrera política con sana ilusión. Los partidos los asisten al alumbramiento público y luego ahí te quedas. Nada de gran mitin con altos cargos de fin de campaña, de marketing electoral no más allá de un folleto fotocopiado a color, unos carteles y la ilusión del principiante como equipaje de este nuevo viaje vital y público. No olvidemos lo de público. En la Antigua Grecia sólo los mejores y más sabios entraban en el Consejo de Ancianos, al igual que los astures en los castros bercianos.
Desde EBD todos estaremos al pie de cañón en la denominada Fiesta de la Democracia. Muchos, los mejores, hombres y mujeres, durante siglos, han luchado para que ahora disfrutemos de la Libertad.
El editor