Vox como señuelo

Andan las tumbas muy en boga durante estos días, y no porque se acerquen las festividades de Todos los Santos y Difuntos, sino porque andan a vueltas con lo de mover más huesos de los sitios. Mientras se despista a la opinión pública con fuegos fatuos se otorga como deporte de raigambre autóctona el surf vasco, las competencias en prisiones, se pide todas en Justicia y un largo listado más para el País Vasco y Cataluña. Al final, conseguirán que esta legislatura sea recordada como la que selló para siempre la división en clases de ciudadanos, de primera, de segunda y hasta de tercera, según el lugar donde haya tocado nacer. ¡Qué clasistas los anticlases!

Preparando la celebración del histórico triunfo del PSOE del 82, van y se olvidan de su jefe de campaña, Alfonso Guerra, quien lanza un “yo no estaba allí al parecer”. Corriendo salen a enmendar el error de protocolo y Pachi López a poner paños calientes en el programa de la Griso. Igual de patético es el esfuerzo de hacer a Feijó un James Dean del siglo XXI, con cuellos de cisne, jerseys de punto y sesiones interminables de fotos tipo Hollywood años 50.

Tenemos un problema en Castilla y León. Bueno, varios problemas. Pero más en concreto en las Cortes regionales. Ya hemos narrado aquí el chalaneo verbal que se traen Igea, Tudanca y García-Gallardo, esto es, lo que quedó de Ciudadanos, el derrotado PSOE y “el chico” de Vox. Confiesa el periodista que empieza a interesarle esa figura política nueva dentro de un tablero político que se renueva de tarde en tarde. Juan García-Gallardo dio el verdadero campanazo en la contienda electoral de hace seis meses, realmente el triunfador fue Vox y sin embargo esa rentabilidad electoral le va a costar sangre, sudor y lágrimas fructificarla. Es más, en seis meses se ha dilapidado bastante la confianza del respetable en el partido de la derecha más a la derecha. Las declaraciones del vicepresidente de la Junta encantan a la clase periodística. Nunca defrauda. Cuando no son a destiempo, se realizan sin consenso con sus coaligados en el gobierno regional, es como un verso suelto que lo mismo te da una sesuda conferencia de economía en un céntrico hotel de Valladolid que a las siguientes horas insulta a la oposición sin ningún miramiento.

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