Vergüenza nacional

Sánchez, Junqueras, Puigdemont, Otegui, Urkullu, Feijóo y el chalaneo de la política española…
Sánchez, Junqueras, Puigdemont, Otegui, Urkullu, Feijóo y el chalaneo de la política española…

 

Contemplar cómo los partidos políticos que representan a la inmensa mayoría (el Partido Popular y el Partido Socialista) intentan seducir a los partidos independentistas vascos y catalanes, así como a las mini minorías, para ver quién se lleva el gato al agua del gobierno de los españoles, produce náuseas. (…)

Que las élites de esos partidos, toda una verdadera “casta” por mucho que les duela el término puesto de moda por aquel otro político que resultó ser no ya “casta” sino modelo de la misma, ignoren lo que verdaderamente piensa y desea la mayoría de la inmensa mayoría de sus representados, es vergonzoso e inadmisible.

Da lo mismo que se alcen incontables y autorizadas voces en contra de esa conducta. Es tan portentoso hacerse con el enorme poder que significa administrar los recursos de los españoles, que esos partidos enloquecen ante la posibilidad de hacerse con él o de perderlo.

Da lo mismo que tengan que corromper y enfrentar a las instituciones más importantes y teóricamente más sagradas y respetadas (léase Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial, Fiscalía General del Estado, y de ahí hacia abajo todas), para conseguir su objetivo.

Ellos tienen los elementos (Cortes, Constitución, Ley Electoral, Código Penal, etc.), para subvertir esta anómala situación, pero no lo hacen. A la “casta” no le interesa hacerlo por puro y crematístico interés. Allá ellos.

De que esto tendría que cambiar no hay duda. Pero ¿quién lo hará? Ni la “casta” de mi generación ni la anterior lo han intentado. A la que hoy ostenta (y en muchos casos detenta) el poder está claro que no le interesa. ¿Será la de nuestros nietos la que por fin comprenda que, de seguir así, tarde o temprano todo puede acabar muy mal?

 

2 comentarios en “Vergüenza nacional

  1. Muy acertados juicios y palabras del autor de esta columna. Deberían de llamar a la reflexión de los ciudadanos pero la esperanza en los gobiernos de España, en la búsqueda del bien común (el mayor logro de la historia política de la baja edad media europea, dígalo sino el Cardenal Cisneros) y en los valores comunes de las mayorías democráticas se perdieron en nuestra clase política, y parecen no importar tampoco entre nuestros compatriotas…
    Llegará la tormenta.

  2. No estoy de acuerdo en casi nada. ¿Que es la casta? La palabra preferida de Javier Milei para cuestionar a todos los demás políticos.
    Votar es elegir y hacerlo presupone libertad. Si ésta no existe, el voto pierde sentido. Afirmar que el voto debe ser libre significa que nadie debe interferir en la voluntad del votante, y que sólo él debe decidir por cuál opción se inclina, en función de su propia valoración, faltaría más.
    Sin libertad es imposible ejercer el derecho genuino de las personas a escoger entre distintas opciones. El voto libre forma parte de los procedimientos y las prácticas de grupos y comunidades abiertas. Por eso se suelen asociar las votaciones con la democracia.
    La sociedad está orgullosa de su diversidad y pluralidad y ya no hay marcha atrás en la voluntad de avance. El país es un ejemplo de tolerancia y progreso.
    Las elecciones generales que arrojaron un resultado muy fragmentado y ante el que Feijóo y Sánchez tendrá que recabar apoyos de todos los partidos nacionalistas e independentistas si quieren la Moncloa.
    Personas de distintas ideologías, visiones y propuestas que trabajen por una nación abierta, europeísta e integradora. De una sociedad plural, y que aspira a convertirse en ejemplo de tolerancia, de progreso, donde la ciencia y el ingenio marquen el camino a seguir.
    Por muchas dificultades que afrontemos, estoy convencido de que compartimos una certeza, que para España ya no hay marcha atrás.

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