Una presencia muy acertada

Después de casi dos décadas el Día del Bierzo ha contado con la presencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. El momento no puede ser más oportuno cuando el máximo dirigente regional dio la campanada en las Cortes oponiéndose al recorte de la estructura sanitaria que pretendía sacar adelante su propio socio de gobierno, Ciudadanos. Hechos así refuerzan la imagen de un líder a veces cuestionado por la sombra de los resultados electorales con los que se inició esta legislatura y que dieron por justo ganador, pero sin mayoría absoluta al Partido Socialista del señor Tudanca, por cierto, cada día más desaparecido del circuito regional.

José María Aznar, una vez era presidenciable y luego ya proclamado presidente de Castilla y León, tuvo como una de las obligaciones marcadas por su gabinete presidencial y asesores, la tarea casi infinita de recorrer toda la región para conocer en persona y escuchar a todo aquel que fuera alguien o tuviera algo que decir sobre la realidad de estas nueve provincias y media. Un ejercicio titánico, sí, pero que daba un conocimiento real de las cosas, las personas y la parte de España, su corazón, que el destino le había otorgado gobernar. Alfonso Fernández Mañueco viniendo a Ponferrada, en el Día del Bierzo, y departiendo no sólo con las fuerzas políticas sino también con símbolos como el presidente de la S.D.Ponferradina o con la curia de la Basílica de La Encina, da de lleno en el corazón de todos los habitantes de esta bella pero castigada tierra.

Hoy jueves se celebra una segunda fiesta, la ‘Encinina’, que es algo así como el fin de las jornadas festivas con un recogimiento tan sólo local de la capital del Bierzo Ponferrada. En esta ocasión escucharemos el ruego y la renovación del voto de la villa al alcalde de la ciudad, Olegario Ramón, que no sin algún tropiezo que otro está llevando el bastón de mando con cierto equilibrio en un consistorio que ansiaba tranquilidad interna. Ahora, eso sí, como las promesas políticas realizadas en el Día del Bierzo, necesitan financiación y ejecución de una vez por todas. Hay que dejar de llorar y hacer más.

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