Por cola, que no falte, otra cosa es que pegue

Esto de la pegada de carteles ya no es lo que era.  Primero, porque nos hemos dado cuenta que sus principales logros son gastar papel en vano y ensuciar las calles y, segundo, porque eso de mancharse ya no se lleva. Además, con tanta tecnología, nos estamos olvidando de los trabajos manuales. Y si no, que se lo digan a nuestros políticos, que en la madrugada de ayer se las vieron y se las desearon para conseguir que sus líderes y sus eslóganes quedaran bien colocados en la pared.

El PP, por aquello de estar en el Gobierno, fue el primero en tirar de cola, si bien, como el resto de los partidos, tuvo serias dificultades para que los carteles de Arias Cañete, todo azul él, a lo Avatar o a lo papá Pitufo, según como se quiera mirar, quedaran bien fijados a la pared. Pegar, lo que se dice pegar, pegaban, pero a los pocos segundos se caían. Tal vez fuera la enmohecida tapia, o el bajón en la calidad del papel, presuponemos que reciclado… Hasta que llegó el alcalde  de Priaranza y diputado provincial, José Manuel Blanco, a quien no le importó remangarse y demostrar, entre los vítores de los suyos, que más vale maña que fuerza.

Los socialistas también las pasaron moradas, perdón, coloradas, para que Elena Valenciano luciera su look más radiante hasta la fecha, con  la cara afinada, con ese blanqueamiento dental que da gusto, y con el pañuelo juvenil al cuello… bien puede pasar por una joven ‘airada’ o por una ‘chica bien’.  En este caso, fue la conocida perseverancia de Ángela Marqués, apoyada por Rita Prada e Iván García del Blanco, la que consiguió la ‘adherencia final’. Minutos después, Antonio Vega, daba otro repasito, por si acaso, que las cosas hay que dejarlas bien hechas.

Izquierda Unida se aplicó como bien sabe hacer, en esta ocasión con buenos resultados. Escobazo tras escobazo consiguió una digna pegada rojo- pasión en un tiempo récord. Bueno rojo-pasión era uno de los carteles, el del ‘poder de la gente’, vamos, el dedicado a los suyos, a los fieles de siempre; el otro, más blanquito y con los dos principales candidatos muy modositos, que no se trata de asuntar al personal cuando que se dice que le pueden arañar votos al ahora socialdemócrata PSOE.

QUO tampoco defraudó; solo dos personas, su coordinador Jorge Blanco y un colega de filas, lograron pegar de manera aceptable dos carteles  en los que sobre un fondo blanco alternaba el negro, el verde y el rojo, nos imaginamos que por eso de que se presentan dentro de la coalición de izquierdas ‘Primavera Europea’ pero manteniendo su definición de ‘verdes’ -de ahí debe venir lo de pegar solo dos carteles-.

UPyD comenzó un pelín tarde, tal vez no encontraban su sitio, suele pasar al principio… pero en fin, los cuatro chicos ‘magenta’ también lo consiguieron. Se echó de menos alguna chica.

La noche, además, no estuvo exenta de los típicos chascarrillos, en serio primero, en broma después, cuando José Antonio Velasco  y Eduardo Fernández recordaron a los socialistas que no habían pedido permiso para ‘pegar’ a la Junta  Electoral. Después, acabaron charlando todos en círculo, animadamente.

Pero si hay algo cierto,  es que unos y otros acudieron a la pegada sin muchas ganas, la verdad. Que Europa nos queda muy lejos es una realidad. A los ciudadanos y a los políticos. De hecho, algunos partidos han sido muy claritos con sus cargos públicos: el que quiera seguir en la rueda, a trabajar. Mientras, la abstención amenaza con ser más  alta que nunca. Pero esto no solo será por la  ‘lejanía’ de Europa sino, digo yo, por la lejanía de la política: nacional, regional, provincial y local.

La última, como siempre en Ponferrada, no para de sobresaltarnos: López Riesco se larga -a dónde es otra cuestión- porque no ha conseguido adherirse de nuevo al PP provincial. Tampoco Samuel Folgueral mantener al ex concejal Luis Amigo pegadito a su lado. Juan Elicio Fierro denuncia que la nueva concejala del PSOE se va a pegar al Bipartito, ella que se va a despegar…

Mientras, en la mente de los ciudadanos, una tormenta de las  peores ideas va abriéndose hueco: ¿dónde está la vocación del político? ¿Dónde quedó aquello de servir a la ciudadanía? ¿Y el compromiso adquirido con los votantes? ¿Todavía se preguntan los políticos por qué crece la abstención? Ni con litros y litros de cola la van a poder parar. Su mensaje ya no ‘pega’.