Sobre el Día de Castilla y León

La celebración de la Comunidad de Castilla y León ha transcurrido con luces y sombras por estas nueve provincias y media de la región de regiones. En el horizonte más cercano no se vislumbra la aceptación y celebración unitaria de lo que es ya una realidad aceptada por la mayoría de los dos millones y medio de los castellano y leoneses.

No vamos aquí a narrar las peripecias de la conformación del mapa autonómico. La clara preautonomía de esta Comunidad y su resolución final a un largo y complicado proceso donde la propia centroderecha varió en su concepción hasta en tres ocasiones. Al principio contrarios con papel reservado a las Diputaciones, posteriormente favorable a la salida de León del mapa preautonómico y más tarde de aceptación y aprobación por obra y gracia del entonces, leonés más influyente, Rodolfo Martín Villa. Y qué decir de la propuesta de Ley que iba con el no de Segovia y se transformó en un sí por mor del PSOE en el mismo debate parlamentario…

Nuestros orígenes son fruto de mucho consenso y generosidad, rasgo que ha caracterizado siempre al ciudadano de estas tierras y que no ha medido nunca su aportación a un fin mayor, en hombres y recursos para una España más grande y mejor. Por ello, aunque comprendemos esas posturas reacias a la realidad actual por parte de una pequeña parte de la sociedad, no las compartimos. Observando algunas pancartas en las campas de Villalar entristece evidenciar que el independentismo y el separatismo se contagia en el movimiento castellanista como en el leonesista. Son los menos, sí, pero guardan la misma cantidad de razón que oponerse a la evolución de los tiempos.

Hemos conocido y charlado con todos los presidentes anteriores de Castilla y León al respecto. Todos creen que el castellano y leonés acabará naturalmente por sentirse parte de esta Comunidad en base a generaciones futuras y por venir. Es cuestión de tiempo y de un quehacer público y privado con paciencia, mimo y mucha inteligencia. Pero hoy por hoy, no nos engañemos, el sentimiento de pertenencia sólo subsiste en todos cuantos aquellos se han sumado de una u otra forma a este bonito sueño de construcción de un peldaño más de una escalera imaginaria que empieza en nuestro ayuntamiento y termina en una Europa unida.

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