Se acabó

Definitivamente, se acabó el verano. Los días se acortan, los árboles empiezan a regalarnos arcoíris dorados y marrones y en El Bierzo, en breve, el olor de los pimientos asados alegrará patios y cocinas de todos nuestros pueblos.

Pero para muchas personas, ya para siempre, el “Se acabó” lo asociaremos a un clamor contra los abusos y la violencia hacia las mujeres. Cuando Luis Rubiales, se sobó sus genitales en un palco lleno de autoridades, por cierto, al lado de la Reina y la Infanta; cuando estrujó sus labios contra los de Jenni Hermoso, ante millones de personas; cuando hizo aquel discurso reinventando lo sucedido con rockambolescas explicaciones… Cuando todo eso sucedió, un grupo de mujeres valientes actuó en consecuencia, en su nombre y en el de todas nosotras.

No son unas niñatas, no son unas histéricas, no son unas estrechas ni unas exageradas. No lo somos. Es que estamos hartas. Y se acabó. Pone los pelos de punta, leer y oir la cantidad de situaciones de acoso y agresiones sexuales que cientos y cientos de mujeres han sufrido y sufren en ambientes cotidianos y que han querido contar a raíz de estos hechos. Y lo han contado mujeres famosas, mujeres anónimas o mujeres muy “empoderadas” que diríamos hoy en día, porque los tentáculos del machismo son largos y escurridizos y se cuelan por cientos de rendijas. Solo una sociedad consciente del daño real que hacen estos comportamientos puede tapiar esos resquicios para eliminarlos definitivamente.

No debería ser normal, que en septiembre de 2023, en un país occidental, civilizado, moderno, democrático como es España, todavía tengamos que esforzarnos en explicar que no nos pueden besar si nosotras no queremos, que no se nos toca el culo si nosotras no queremos, que no tiene ni pizca de gracia que lo hagan si nosotras no queremos, que no queremos volver a poner sonrisita cuando hacen comentarios que nos ofenden. Esa sonrisita floja, que aunque nos hace sentir estúpidas, nos ha sido muy útil y nos ha salvado en demasiadas ocasiones de situaciones más violentas o incómodas.

Nuestras campeonas han dicho “se acabó” en un gesto que ha trascendido nuestras fronteras. Y más allá de nuestras fronteras sigue la lucha por la igualdad y por la libertad de las mujeres. No podría cerrar estas líneas sin recordar a Masha Amini, que a sus 22 años fue asesinada, hace un año, por llevar mal puesto el velo en Irán. El dolor de su muerte, fue una gota que colmó el vaso y por todo el país se extendieron protestas bajo el lema “Mujer, vida y libertad”. Ojalá pronto podamos escribir que esta cruel represión se acabó.