Ruge el PP de León

Que el Partido Popular en la provincia de León quedó tocado tras las últimas elecciones locales y regionales es una verdad que la incuestionable artimética que los resultados demuestra. Partiendo de una dolorosa pugna por el liderazgo regional interno el partido azul aún se relame de sus heridas y quizás el cambio de ciclo se precipitó en la capital de León, en Ponferrada, en Astorga…

El presidente in péctore, Juan Majo, el hombre tranquilo, ha visto cómo se le echó de su crónica alcaldía en Valencia de don Juan y de la propia presidencia de la Diputación. Y en León, por mucho que «chifle» la Junta o el ayuntamiento capitalino la institución provincial es el motor de una provincia disgregada en muchos municipios. Y de ahí el papel de madre o madrastra, según para quién, de la excelentísima Diputación provincial del viejo reino.

Ante este panorama las mentes pensantes del PP a nivel regional han iniciado dos caminos: uno, el estrechar lazos con Madrid, que no es otra cosa que elevar el bajo perfil del presidente de la Junta Alfonso Fernández Mañueco; y dos, iniciar una etapa de renovación territorial. En León ya se habla de dos candidatos, del alcalde de Villaquilambre, salvado in extremis de la Operación Enredadera, y de otro que sea capitalino. Veremos cómo se va desarrollando el asunto.

Lo que está claro es que los liderazgos de Antonio Silván y Juan Majo, se encuentran en entredicho, aunque ambos sean queridos y respetados por su larga y exitosa trayectoria política. Además, las crisis internas del propio PSOE leonés con las secretarias provinciales y local erosionan la, digamos, etapa dulce del socialismo en esta provincia que anhela un mayor protagonismo en el marco político castellano y leonés.

A mitad de legislatura, es momento de análisis y reflexión. España se rompe por el consentimiento de reubicar en cárceles vascas a los asesinos etarras con la competencia de Instituciones Penitenciarias y en Cataluña, con la más que posible postura de perdón a los independentistas encarcelados y juzgados por los hechos ya conocidos. «Y lo volveremos a hacer», recalcan a sus señorías togados y al propio Gobierno empecinado en quedar bien con todos que es lo mismo que no quedar bien con nadie.

En ABC