¿Qué ha pasado?

Medio Madrid se está preguntando qué ha pasado en las elecciones norteamericanas. El otro medio se divide entre los que aplauden y los que no saben si dar palmas a hurtadillas o tentarse la ropa. Qué ha podido pasar para que gane todo (Presidencia, Cámara de Representantes, Senado) un deslenguado millonario, tramposo, delincuente y hasta acosador; no le falta de nada. Qué ha pasado para que una mujer, de minoría racial, profesional del servicio público, haya perdido con tanta claridad.

Ha podido pasar que los europeos nos fijamos solo en las bravuconadas provocadoras de Trump, en los mensajes buenistas y polite de los demócratas y tendemos a confundir el estilo de vida de los americanos de las dos costas con el de todo Estados Unidos, olvidando el inmenso interior del país. Y ese inmenso interior puede que esté harto de los pijos progres urbanos que hablan de cosas que no forman parte de su vida y que no le solucionan llegar a final de mes. Tan hartos que han vuelto a votar al impresentable, aun conociéndolo, a ver si con un poco de suerte se les pega algo de los muchos millones de Trump y la pandilla que le acompaña, encabezada por Elon Musk. Y ya hay que estar desesperado para confiar en ellos, sobre todo si eres mujer, blanco del Medio Oeste sin estudios, hispano o negro. Pero parecen importarles más las promesas de americanización económica del país que la ortodoxia democrática.

¿Y qué ha pasado aquí?

Con ser importante lo que traiga un Trump desatado es más preocupante lo sucedido aquí con la riada. ¿Qué pasó con la dana? Todavía no se sabe y cada nueva noticia es más sorprendente. Sí, los ciudadanos no prestamos mucha atención a las alertas, supongo que desde que decidieron que casi siempre esté declarada alguna de algún color para curarse en salud de antiguos fallos en la predicción de grandes nevadas o borrascas. Pero los políticos… No es extraño que se extienda la desinformación y los bulos. Ante su éxito son los mismos políticos los que actúan como si de un meme sobre ellos mismos se tratara. O cómo puede considerarse que el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, estuviera comiendo en un restaurante hasta las seis de la tarde el día de la riada. O que la Confederación Hidrográfica del Júcar comunicara a las 18,43 h. de aquel martes 29 de octubre que por el barranco del Poyo bajaban 1.686 metros cúbicos por segundo (tres veces el caudal del Ebro), mientras que en el anterior correo hablaba de 28,7 y descendiendo. O que Salomé Pradas, consejera de Justicia e Interior del gobierno valenciano, responsable de emergencias, descubriera esa misma tarde el sistema de envío de alarma a los móviles de los ciudadanos, con lo que no se emite hasta pasadas las 20 h. de la fatídica noche. O que a esa hora se reuniera en Moncloa un comité de crisis formado por varios miembros del Gobierno (el presidente estaba de viaje), que habían sido alertados desde primera hora de la mañana por el Departamento de Seguridad Nacional, pero no se sabe si tomaron alguna decisión, más allá de llamar a los presidentes de las comunidades afectadas. O que a la mañana siguiente, ante lo sucedido, se suspendiera el pleno del Congreso en solidaridad con los afectados, pero el Gobierno se empeñara en aprobar la reforma de RTVE para que sin demora algunos de sus jefes de prensa pasen a controlar la radio y la televisión públicas. Son puros memes reales, no bulos inventados, que todavía se hacen más inverosímiles cuando sus protagonistas intentan explicarse, añadiendo más confusión y contradicciones a su conducta.

Por no aludir a la tardanza y falta de organización en la distribución de ayuda posterior a la riada o las obras de protección de los cauces pendientes desde hace 20 años o más. Por cierto, muchos de los afectados por la erupción del volcán de La Palma (2021) siguen esperando el dinero prometido.

Y cuando la gente, harta y de muy mal humor, protesta y algunos pierden los estribos, se dice que son fachas organizados.

Entre impresentables e incompetentes

Impresentables de diferente grado e incompetentes de todos los grados posibles. Esos parecen ser los protagonistas del paisaje. No es muy alentador. Desde hace varios años los políticos aparecen en las encuestas como uno de los principales problemas nacionales, pero lejos de rectificar han persistido en su egoísmo cínico y propagandístico, que no han abandonado ni ante más de 200 muertes y un destrozo incalculable.

Algo muy serio no va bien si los políticos están discutiendo quién tiene las competencias mientras la riada se lleva por delante todo lo que encuentra a su paso por las comarcas del sur del Turia. Y si discuten solo por tratar de que el otro cargue con las culpas, peor. La desfachatez, la incompetencia y la descoordinación explotan a la vista de todos en las situaciones críticas.

Personajes nada sospechosos de estar en contra del actual estado de las autonomías, por ejemplo Lorenzo Silva, se están preguntado si es necesario replanteárselo. El 79 % de los expertos consultados por una fundación afín al PSOE (Alternativas) ven necesaria la reforma de la Constitución para, sobre todo, revisar la organización territorial. Es algo sabido y argumentado reiteradamente por los conocedores del Derecho político y la Administración. Pero hasta ahora ha sido imposible intentar actualizarla, tras medio siglo de vigencia, sin poner todo el sistema político e institucional patas arriba. Pensar que ahora puede iniciarse un debate constitucional sosegado es totalmente ilusorio. Luego ¿se puede colegir que así quedará hasta el siguiente desastre?

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

Ángel Manuel Alonso: Periodista, Profesor especializado en televisión
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