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El ministro de Fomento, Óscar Puente, no llegará en tren a las provincias de León, Zamora y Salamanca, al menos en el Ruta de la Plata, cerrado en los años 80 por Felipe González y que unía por ferrocarril a las comunidades de Castilla y León, Extremadura y Andalucía.
Tampoco se le espera en el llamado Corredor Atlántico que en la Unión Europea, no se contempla porque se prioriza el del Mediterráneo y hasta quizás, con las negociaciones con PNV-Bildu por Vascongadas incluyendo la ya mítica y griega vasca (Bilbao-San Sebastián).
Fechas vagas con el 2040 y 2050 como horizonte se barajan para solucionar, más cercanamente, el nudo del Manzanal, que une Galicia-Castilla y León-Vascongadas-Aragón-Cataluña, o también la isla desierta en la que ha quedado Valdeorras de Orense y todo el oeste de la provincia leonesa, el más poblado.
Ayer cientos de viajeros, por la enésima avería, tuvieron desde Ponferrada que tomar su tren a Madrid en autobuses. La sempiterna solución. Quitar los viajes a miles de estudiantes a Salamanca para que unos pocos cientos tomen autobuses con eternas paradas y al final acaben yendo con los padres en turismos o incluso terminen por irse a estudiar a Santiago, más cerca y con mayor reclamo para los que habitan a un radio de un par de horas de distancia de la urbe santa.
Se entiende que Óscar Puente, el vallisoletano más influyente en estos momentos en Madrid, tiene en sus manos los destinos y los presupuestos para dar el impulso a Castilla y León en materias de comunicaciones terrestres que tanto necesita, en especial ciertas autovías y casi todo por hacer en materia ferroviaria. Él heredó la faraónica obra de la vía moderna por alta velocidad, futuro AVE entre León y Oviedo, esto es, Castilla y León con Asturias. Tendría que haber entendido en ese momento lo importante que es empezar, dejarse de anuncios futuribles y empezar. Que los diputados y cabezas de lista Cendón y Muñoz, Psoe y PP, se hayan reunido para hablar de necesidades históricas sienta un precedente del lógico diálogo que debe existir entre las dos fuerzas mayoritarias en España. Terminaríamos la pesadilla de los chantajes a cargo de las minorías excluyentes que tanto mal, dinero y sangre cuestan a los españoles de a pie. Corderos obedientes.
Lo único que une a toda Castilla y León es la pérdida de población.
Hay tres realidades: las provincias ricas como Burgos, Palencia, Soria y Valladolid; las que son “hinterland de Madrid”, Segovia y Ávila, y las pobres o, mejor dicho, empobrecidas, León, Zamora y Salamanca, justamente las que corresponden al antiguo Reino de León, donde debería latir un fuerte sentimiento de agravio comparativo.
Un Este rico e industrial, con Burgos al frente, y un Oeste empobrecido y resentido pero conformista con los que nos gobiernan.
Los grandes males de la Región Leonesa que si se siguen aplicando las mismas recetas se obtendrán los mismos resultados.
Las cifras de población de León hacen retroceder a la provincia a la década de los años 30 del siglo pasado. Mientras en España crece, este modelo, llamado Castilla y León sigue perdiendo pobladores y también poblaciones.
La Junta, que recordó ha estado en las últimas décadas en manos del Partido Popular, sigamos así y crecerá nuestra ruina.
Cómo te echamos de menos. Tenemos en Ponferrada un equipo cadete de voleibol que ayer se declaró campeonas de España y nadie dio señales de vida. No es fútbol
C,est la vie, c, est la politique
Son los políticos profesionales; no son personas elegidas por los ciudadanos, son personas elegidas por los aparatos de control de los partidos. No tienen que responder ante los ciudadanos, sino ante sus partidos . Estarán, si son inteligentes, 20, 30, 40 años ….. Y los chantajes a cargo de las minorías excluyentes son idénticas que los chantajes que hacen los partidos mayoritarios con sus parlamentarios en contra de los ciudadanos que dicen defender