PSCYL abocado a un Congreso Extraordinario

La apuesta por la autonomía del Viejo Reino por parte del Partido Socialista Leonés sigue provocando soterradamente una oculta tensión a nivel regional. El sentir mayoritario de la Agrupación socialista de León capital es el de abrir un intento de crear un “procés lleunés” extendiendo a todos los municipios de la provincia el apoyo de una moción en iguales términos que el aprobado recientemente en el Diputación de León. Hemos explicado aquí en otras ocasiones que el leonesismo sociológico es real y general, otra cosa es el político, que es minoritario. Sin embargo, la trampa de la moción ha resultado letal para los tres partidos implicados, a saber, el PP de León se presenta sin quererlo, como antileonés y no es así. Las declaraciones de Ester Muñoz, diputada y presidenta a la sazón no han sido en esta ocasión acertadas, inusual en ella. Para el PSOE, genera una brecha cada vez más visible entre leoneses y bercianos frente al resto de compañeros y debilita, aún más, el liderazgo de Luis Tudanca. Y la UPL, queriendo “fotografiar” a sus rivales sale “devorado” electoralmente por el PSL. El pez grande se va comiendo al chico. Al tiempo.

Desde 1983 Castilla y León es una Comunidad autónoma. Mal que les pesaba a la Alianza Popular de entonces que apostaba por las diputaciones provinciales. Se impuso la pinza UCD-PSOE. Pero desde el propio centrismo, Rodolfo Martín Villa, líder ucedista histórico, siempre ha declarado que “no ha resultado como habíamos pensado”. La sede en Tordesillas, una posible recuperación de Santander-Cantabria y un poder más compartido en general con las diputaciones y los ayuntamientos. No olvidemos que España, desde su concepción estatal con los Reyes Católicos, ha sido un país tan centralista como municipalista. Son los alcaldes, los gobiernos locales, la puerta de entrada a una serie de derechos y servicios sociales que apenas pueden atender pues en realidad no son de su competencia ni tienen financiación para ello. Más municipalismo y más Europa son las fuerzas centrífugas y centrípetas sobre las que oscila con bandazos las políticas públicas no sabiendo en realidad el resultante de todo este proceso histórico en el que corremos el riesgo de ser tan globalistas que olvidemos lo nuestro, o tan localistas que creemos una aldea propia amurallada.

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