Muchas gracias alcalde, muchas gracias al Ayuntamiento y a toda su corporación municipal, por darme la oportunidad de vivir la mejor noche de mi vida, aquí, en Ponferrada, pues es sin lugar a duda, el mejor regalo que me podía hacer mi ciudad.
Queridos vecinos y vecinas de Ponferrada y el Bierzo, queridos amigos y amigas, GRACIAS, MUCHAS GRACIAS por estar hoy aquí, acompañándome en esta noche tan especial, en la que celebramos todos juntos el inicio de las fiestas en Honor a nuestra Patrona, La Virgen de La Encina.
Aunque para mí, esto no es nada nuevo, pues toda mi vida ha sido un pregón continuo, pues allí por donde voy y viajo, Ponferrada y el Bierzo están continuamente en mi palabra y en mi memoria, pues soy y me siento de aquí.
Me gustaría llevaros esta noche a todos esos lugares donde a mí me gusta perderme y a donde a menudo podéis encontrarme.
Dejad a un lado todos vuestros problemas y preocupaciones, cerrad los ojos y darme la mano, vamos todos JUNTOS a descubrir la ciudad que hace 50 años me vio nacer, un día de Nochebuena, en el invierno de 1974, muy cerca de aquí, en el antiguo Hospital Camino de Santiago, hoy sede de nuestra universidad, de la cual me siento orgulloso.
Hoy quiero enseñaros mí ciudad desde otra perspectiva, como si fuera un cuadro figurativo de nuestro genial pintor Andres Viloria, lo que para mí fue ese primer mirador hacia el mundo que nos rodea y ha sido el escenario de las mejores cosas que me ha dado la vida. Mi familia y mis amigos.
Todos esos recuerdos se agolpan hoy en mi cabeza para reafirmarme en la idea, de que una buena parte de nuestra vida, la más importante, sin lugar a duda, procede directamente del lugar en el que hemos nacido y vivido.
Si me dejáis jugar con vuestra imaginación, esta noche os voy a llevar a pasear con orgullo por mi ciudad y mi tierra, que es la VUESTRA, cruce de ríos (SIL y BOEZA) y de caminos, capital de una comarca, El Bierzo, donde buscando pepitas de oro, los romanos modelaron el paisaje dando forma a un paraje Patrimonio de la Humanidad, los monjes eremitas detuvieron el tiempo en el silencio de Santiago de Peñalba, al abrigo de los montes Aquilianos y los Caballeros Templarios, custodios y guardianes del Camino Jacobeo, nos dejaron su esencia en forma de una fortaleza que enseñorea la ciudad y su comarca.
Sigamos buscando en nuestros recuerdos y disfrutando del viaje, para volver a ser hoy, más nosotros que nunca, seamos conscientes de todo lo que somos y de lo que tenemos, así como de todo lo que hemos logrado juntos.
Los auténticos pregoneros de estas fiestas sois VOSOTROS, amigos míos, los que vivís Ponferrada día a día y demostráis a propios y extraños, la grandeza que nos caracteriza y ese espíritu emprendedor que nos define.
El constante trasiego de Peregrinos, procedentes de distintos lugares de España, Europa y del resto mundo, han forjado nuestro carácter HOSPITALARIO, ACOGEDOR Y ABIERTO, que nos define como sociedad y como pueblo.
Mirad al frente, a vuestra derecha, a vuestra izquierda, abrid bien los ojos y agudizar vuestros sentidos, HOY PONFERRADA ESTÁ MÁS BONITA QUE NUNCA.
Esta noche os invito a saborear de nuevo, el placer de las cosas simples, como las mejores patatas bravas y los mejores mejillones que yo conozco y que tanto me gustaba disfrutar en el Zorebi o en el Bodegón, justo aquí al lado.
A mi subconsciente, viene el olor a empanada de acelgas y carne, que nuestras madres y abuelas cocían y amasaban a mano.
Vuelvo a sonreír, como cuándo éramos niños, al imaginar los bocaditos de nata que me comía de 2 en 2 en el obrador de la Confitería La Florida, con mi tío Pepín, al frente como maestro pastelero.
Recuerdo cada día de Año Nuevo, sentados a la mesa, mi padre (Manolo) mi madre (Mª Antonia) y mi hermano Moncho, celebrando la llegada de 365 nuevas oportunidades alrededor de un botillo con cachelos, porque aquí no hay patatas, son cachelos.
Aquí en mi casa, las aceitunas eran de Lupy y las patatas TAS, los chorizos buenos son los de Molina y en El Bierzo, no tomamos un vino, nos vamos a tomar un vinin y como no puede ser de otra manera, será de uva Mencía, que me trae recuerdos de aromas de mi niñez, cuando visitaba en vendimia el pueblo de mi padre, Valtuille de Abajo.
Un Bierzo universal, como dicen mis primos los Peique, en nariz nos recuerda a fruta madura, cereza, a frutos rojos, en boca es equilibrado, expresivo y elegante y tiene ese color rojizo que tanto me fascina, reflejo del terruño arcilloso que lo vio nacer, con el sudor de la frente de nuestros antepasados, como mi abuelo Ramon Valle que era viticultor.
Aquí en mi casa las cerezas y las castañas, no las recogemos las apañamos.
Los tomates y los pimientos los asamos y los embotamos, como hacían nuestras abuelas, y respeta la tradición, aún hoy en día, PRADA, en sus cocinas de chapa de hierro.
En mi casa, Facundo no era el nombre de unas pipas, era nuestro panadero y Suarez además de presidente del Gobierno, era el bar donde mi familia y yo nos tomábamos aquel pintxo de patata y pimiento, en aquella especie de camarote de los Hermanos Marx, repleto de antigüedades desordenadas, donde llevábamos a nuestros amigos forasteros para que tocaran su flauta, que te llenaba la cara de harina mientras todos reíamos alegremente.
Recuerdo aquellos barquillos que tanto suplicaba a mi abuela Joaquina, en el Parque del Plantío, me los ofrecía un hombre de sonrisa tierna, bueno y generoso, viene a mi memoria Pepe el Barquillero, que aún hoy en día nos saluda cada mañana, en esa estatua que veis a mi izquierda en la plaza del Ayuntamiento.
En Ponferrada la Gran Manzana no nos recuerda a New York, nos recuerda aquellas noches de verano, donde el tiempo se paraba junto a mis amigos y disfrutábamos bailando toda la noche, en el Odeón, el Área, el Paso o la Buena Vida.
Mis abuelos Pepe y Joaquina, trabajadores incansables y emprendedores audaces, crearon en Fuentesnuevas una de las primeras pistas de baile del Bierzo, donde nuestros mayores aún bailan en sus recuerdos.
En Ponferrada descubrí el cine y su fantasía en las butacas del Moran.
Aquí descubrí el profundo valor de la amistad y el respeto, mientras jugaba en mi querido patio del Colegio San Ignacio con mis amigos de la infancia.
Ponferrada es mi faro, EN SU TORRE DE LA IGLESIA DE LA ENCINA.
Ponferrada es mi refugio, en la Tebaida Berciana.
Ponferrada es el sitio de mi recreo y la ciudad a la que siempre quiero y deseo volver.
Ojalá pudiéramos volver a vivir todas esas cosas y sentirlas como cuando las vivimos por primera vez. Como aquellas rondas de bodegas por tu casco antiguo, como esas primeras canciones en nuestros primeros conciertos de la Encina, o como aquellas exclamaciones de asombro y admiración, al dibujarse en el cielo de Ponferrada aquellos castillos de fuegos artificiales que iluminaban nuestra ciudad y son recuerdos de esas fiestas de la Encina, que brillan para siempre en nuestra memoria.
Aquellas primeras fichas compartidas con amigos en los coches de choque y aquellos escobazos sobre nuestras cabezas, en el tren de la bruja.
Nuestra ciudad es autentica y singular, aun resuena en mi memoria la campana solitaria de Lambrion chupacandiles anunciando la celebración próxima de la Semana Santa.
En Ponferrada los Reyes Magos no son 3, AQUÍ SON 4, acompañados del Mago Chalupa, que tanta fascinación y atracción me hacía sentir cada 5 de enero y aún hoy en día, cuando lo veo de nuevo, vuelvo a creer como cuando era niño.
No eras de Ponferrada, si no te emocionabas cada mañana al escuchar en la distancia a Luis del Olmo, dando los Buenos días a España en sus Protagonistas del alma.
Querido alcalde, AQUÍ NO HAY PLAYA, pero tenemos el TORALIN y al Baloncesto Ponferrada.
No sientes Ponferrada, si no has cantado un gol de Yuri con la camiseta de la Deportiva y te emocionas cantando en las gradas del Toralin, un “A Ponferrada me voy “…
Aquí en mi casa, las cosas no nos gustan, nos prestan.
En Ponferrada subimos para arriba al parque del Plantío y bajamos para abajo a la Plaza de Julio Lazurtegui.
Sí queridos amigos, una ciudad de la que podemos y debemos sentirnos orgullosos, que debe seguir escribiendo muchas páginas más para la historia de futuros pregones, en manos de nuestra gente joven, que debe tomar el testigo y seguir trabajando y emprendiendo como lo hicieron nuestros antepasados.
Ponferrada es la ciudad donde disfruté de la libertad en mi infancia, donde me sentía seguro y de la que tuve que irme para lograr cumplir mi vocación, poder estudiar medicina y continuar un largo camino formándome en mi especialidad por múltiples países, Portugal, EEUU, Inglaterra, Italia, Noruega, Suecia, Brasil y Asia y la que despierta en mi corazón un sentimiento que es uno de los más difíciles de llevar…” ECHAR DE MENOS” y no te imaginas Ponferrada, COMO TE HE ECHADO DE MENOS.
Como diría Monica Dominguez, allí arriba, desde su estrella: Nunca dejéis que este día sea uno más.
Nunca guardéis un te quiero, un beso, una sonrisa. Nunca dejéis de soñar….
Yo sueño y os deseo de corazón, que este año más que nunca, disfrutéis de estas fiestas en honor a nuestra patrona, La Virgen de la Encina con LA MISMA PASIÓN Y LA MISMA ILUSIÓN con la que yo os lo estoy contando y que os deis cuenta como yo, al despertar de este maravilloso sueño, que cuando me acerco de nuevo a mis raices y regreso a todos estos rincones, cuando me pierdo en el cariño de sus gentes y disfruto de nuevo de estos olores, de estos sabores y de estos colores es cuando me siento más Feliz.
Espero que este viaje a través de mis recuerdos, que son los vuestros, haga brotar de nuevo cada 8 de septiembre las ganas de volver a reunirse y de disfrutar de la amistad, de la familia y de lo NUESTRO, de nuestras fiestas en honor a nuestra patrona, La virgen de la Encina.
VIVA PONFERRADA VIVA EL BIERZO
Y VIVA LA VIRGEN DE LA ENCINA
¡¡FELICES FIESTAS!!
José Manuel Valle Folgueral
ENHORABUENA POR SUS ÉXITOS PROFESIONALES, LE ESTARÉ ETERNAMENTE AGRADECIDO POR SU DEDICACIÓN Y SU ATENCIÓN. SALUD Y SUERTE.