En las recientes elecciones en Portugal, el país ha virado hacia la derecha política con un ajustado margen. La coalición Alianza Democrática, liderada por el conservador Luís Montenegro, ha ganado sobre el Partido Socialista (PS). Este resultado marca el fin de ocho años y tres meses de dominio progresista y de gobierno socialista bajo Antonio Costa, quien dimitió en noviembre debido a un caso de presunta corrupción. El partido de ultraderecha Chega, liderado por André Ventura, ha experimentado un gran éxito, multiplicando sus votos por 2,5 y obteniendo un 18% del total. Todos los analistas lo asemejan a la formación Vox de España.
Mirando con perspectiva vecinal, los partidos progresistas han sufrido una derrota significativa, cayendo del 52% al 40% en conjunto, principalmente debido a la disminución de trece puntos del PS. Los socialistas llegaron en la intensidad de la noche electoral atisbar un acuerdo socialismo-centroderecha, vamos, como en Ponferrada, para aislar a Chega-Vox. Sin embargo, al reconocer su derrota, Santos allanó el camino para que Montenegro asumiera el cargo de primer ministro. Aunque el ascenso del Chega se ha neutralizado políticamente para la gobernabilidad, su presencia en el Parlamento será notable. Esta situación crea una fuente de inestabilidad adicional, ya que Montenegro formará un gobierno en minoría, dependiendo de acuerdos con un PS que ha girado hacia la izquierda en comparación con el liderazgo de Costa.
En resumen, Portugal ha entrado en una nueva etapa política, inclinándose hacia la derecha pero con igualdad entre los dos mayores partidos que dependen de sí o de un tercero que viene con aires de liberalizar la economía, reforzar los sectores primarios y aumentar el control de la inmigración. Curiosamente, el escenario de los vecinos lusos, se parece cada vez más al de la propia Castilla y León, con un PP victorioso pero sin mayoría absoluta, dependiente de pacto con Vox. Salvo casos excepcionales como se ha dado estos días en la sexta ciudad de la Comunidad, Ponferrada, donde los regionalistas han revirado el pacto natural PP-Vox hacia un acuerdo a tres bandas inusitado: PP-Coalición por el Bierzo y PSOE. Aislando a la formación de Santiago Abascal con la que en un principio se contó para conformar gobierno en la capital berciana. Portugal en este caso, marca la pauta.
ABC
¡Que mal están las cabezas!.
atentos a la jugada. El primer ministro dimite por un caso de presunta corrupción, pierden las elecciones y dejan gobernar en minoría a la lista más votada. Igualito que los sinvergüenzas que nos gobiernan en españa.
En España mientras PP y PSOE sigan sin ponerse de acuerdo en temas esenciales, la mayoría de españoles seguiremos estando chantajeados por quienes quieren DESTRUIR políticamente a España. Vamos al desastre.