Ponferrada, política de infarto

La política es una ciencia muy hermosa, reservada para los más notables y honorables representantes de los ciudadanos. Quizás, sólo quizás, deberíamos pensar qué estamos haciendo con nuestro sistema democrático que nos dieron nuestros padres. Afirmamos esto no sólo por el bochornoso espectáculo que a nivel nacional están ofreciendo sus señorías, sino también en acontecimientos de nuestra vida diaria cercana, Ponferrada, por poner un ejemplo en plena eclosión dentro del Consistorio de la sexta ciudad más grande de Castilla y León.

En un día se ha pasado de contar con los presupuestos para el 24 más grandes de su historia, casi 80 millones de euros, a la suspensión inmediata de su Pleno de aprobación y con los tres partidos asociados cada uno por su lado desconfiando del contrario. Al Psoe de Olegario Ramón, vencedor en mayo sin mayoría absoluta, se lo están poniendo tremendamente fácil para ejercer una oposición firme. Algo que más allá del puerto del Manzanal nadie se lo explica.

El pacto a tres, esto es, PP-Vox y Coalición por el Bierzo, que en esta legislatura se ha inclinado hacia la derecha, obligó a un acuerdo de gobierno donde en principio los populares y los bercianistas entraban a dirimir los destinos de Ponferrada, dando sueldo primero a los dos ediles de Vox y unos institutos de Cultura y Economía y Desarrollo pasado un tiempo. Y sí, el tiempo pasó. Llegó la aprobación de las cuentas y Vox avisó: “o competencias o no hay presupuestos”. El Psoe se ofreció a pactar, “antes de que entre la ultraderecha”. Y Marco Morala, como alcalde firmó la delegación de Cultura y Economía para los concejales de Abascal. Esto produjo un “ataque de cuernos” a CB que marcó la línea roja, “con Vox no”. El PP se desdijo amparándose en efectos formales de las muchas enmiendas presentadas por los de verde y a esperar. Pleno suspendido. Vox renuncia a sus sueldos aclamando “traición”.

ABC