¿Periodismo profesional?, si gracias

La película `Los papeles del Pentágono´, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Meryl Streep y Tom Hanks no ha conseguido no ha conseguido en sus meses de permanencia en las carteleras ni el reconocimiento del público ni la distinción  de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood. Es cierto que tanto la película como la actriz, Meryl Streep, estuvieron nominadas para los Oscar, pero la cosa no pasó de ahí, de la mera nominación.

 

Pero si desde el punto de vista cinematográfico la película, como digo, no ha tenido demasiadas resonancias, creo que todos los periodistas, sobre todo los que ahora están ejerciendo la profesión  deberían de ponerse como deber inexcusable el visionado reflexivo y reposado de esta película, que recuerda y recrea, con una ambientación perfecta, unos hechos ocurridos en 1971 cuando los principales periódicos americanos adoptaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando de secretos y documentos muy comprometedores para el Gobierno de Estados Unidos, presidido en ese momento por Richard Nixon.

 

Como se explica en la película, la apuesta de los directores y de los editores no solo fue valiente; también fue muy arriesgada para la salud financiera de alguno de esos periódicos, como The Washington Post,  que en ese momento recibía apreciables ingresos procedentes de las arcas públicas. Pero cuando hubo que decidir y elegir, la balanza de los periodistas, a pesar de todos las presiones, se inclinó a favor de la libertad de expresión.

 

No se si en estos tiempos que nos ha tocado vivir (algunos en chalet de 660.000 €)  los grandes medios de comunicación españoles y sus responsables serían capaces de apostar tan valientemente por la libertad de expresión,  poniendo en riesgo sus finanzas o sus influencias. Yo prefiero pensar que sí, que lo harían, porque la fe es lo último que se pierde. Pero conociendo el `percal´ como lo conozco, después de tantos años de ejercicio profesional, no puedo dejar de expresar alguna duda fundada, sobre todo, al analizar la trayectoria de determinados periódicos cercanos en la geografía leonesa y en el conocimiento personal.

 

Sin embargo, considero que la constatación de esta realidad no nos debe llevar a los periodistas ni al pesimismo, ni al desaliento sino a una apuesta clara y contundente a favor del periodismo profesional, que no es ni la voz de su amo, ni el amplificador de militancias interesadas, ni el sumiso sin capacidad crítica.

 

Como puse de relieve el otro día en el acto gozoso de la entrega del Premio de Periodismo a la Trayectoria Profesional,  ese periodismo profesional es hoy más necesario que nunca porque es el único que va a garantizar la salvaguarda de  nuestras libertades y valores democráticos, contrapesando al mismo tiempo los efectos nocivos de las nuevas  tecnologías, que más que de comunicación lo son, frecuentemente,  de incomunicación y de difusión, unas veces de verdades a medias y otras de calumnias  enteras, al amparo del anonimato más cobarde.

 

Angel María Fidalgo