P’alante

Este final de temporada tenía su aquel con la decisión del Tribunal Constitucional sobre la amnistía y la del Gobierno sobre la opa del BBVA al Sabadell. La primera interpretada en Barcelona A. M. como algo que les deben y la segunda como un asalto al poder financiero catalán, dando por olvidado que el BBVA es de origen vasco y que La Caixa es de donde es.

Aclaración: entiéndase Barcelona A. M. (Área Metropolitana) como el equivalente a lo que los muy de allí llaman Madrid D. F. (Distrito Federal) para referirse a esa entelequia de poder e intereses que habitan en la capital.

Sigamos. Al frenesí del final de curso se sumó el congreso del PP, como sustitución de una moción de censura que no les vale para nada plantearla y perderla (llamativo ver quién les jalea para que la presenten) y de unas elecciones que no llegan. Y se añadió además quién corre con las culpas del apagón.

Mucha carga política y económica que ventilar entre sudores y tormentas, entre San Isidro y el día de Santiago. Pues a alguien le pareció poco. Y comenzaron a correr por Madrid los dosieres, que ahora son grabaciones y mensajes de WhatsApp o Signal. Bueno, en realidad estaban en el circuito –al menos algunos– desde hace tiempo. Lo interesante de estos fenómenos es cuándo y quién decide que es el momento de ponerlos en portada.

 

Conspiranoia

Dicen que uno de los problemas de fondo de la economía española es la productividad. Pero cómo va a aumentar la productividad si los que no son enchufados son conspiradores. Y algunos las dos cosas. Así se están instalando tantos centros de datos en España, a pesar de la ingente cantidad de agua y electricidad que necesitan. Todo el mundo le graba a todo el mundo y necesita guardar en algún lado tanta conversación, incluso durante años. Tras varios días escuchando a los “investigadores” del lado gubernamental enseguida aparecieron grabaciones sobre “los otros”. Un medio alardea de que tiene 6.318 mensajes de un guardia civil hablando con su confidente. Un empresario de los grabados buscando fango de los adversarios del Gobierno dice que llevan seis años en el tema. ¿Cuándo llegó Pedro Sánchez a la Moncloa? Se comenta por los despachos que la próxima tanda de grabaciones puede ser del día del apagón. P’alante.

Con este trajín conspirativo cómo les va a quedar tiempo para arreglar lo de los inmigrantes amontonados en Canarias, lo de la vivienda o todos los asuntos que llevan años pendientes y de los que ya ni se habla: financiación de las comunidades, reforma fiscal, mantenimiento de infraestructuras –que después pasa lo de Valencia– o reforma educativa.

La mayoría de los protagonistas tienen dos características: empresarios en apuros o militantes de partido con escasa experiencia y estudios –o ni eso– que pasan directamente a trabajar en política, camuflados en los organigramas sin fin de empresas y organismos públicos.

A estas alturas resulta inverosímil que gente dedicada a esos tejemanejes todavía diga esas cosas por un móvil, sabiendo cómo se las gastan sus interlocutores.

Más madera, que todo vale

Los medios presentan como periodismo de investigación lo que son meras filtraciones interesadas, cada uno las de su bando. Han aceptado el papel de difusores de una versión –en algunos casos manipulada– y por desmentirse entre ellos. Como ya se discuten los hechos, se opta por despachar mercancía a gusto del consumidor: amigo Gobierno, amigo oposición, amigo lector, ¿qué parte de la realidad quiere? Pues ahí la tiene. P’alante.

Resulta casi imposible seguir este galimatías de nombres desconocidos y conversaciones entre crípticas y obscenas, que además se cortan para publicar solo lo más escandaloso. Cómo quieren que se sigan esas noticias sin un experto al lado que se las explique, cuando a lo que están acostumbrados la mayoría, como mucho, es a mirar unos segundos un vídeo de TikTok o un titular.

Todavía más sorprendente, o entre iluso y arriesgado, es que los políticos hablan sin importarles si es cierto o no, solo jalean lo que les interesa y va contra sus adversarios. Ni rectifican cuando han utilizado un bulo para sus argumentos. P’alante.

Y después unos quieren que les lean y otros que les voten.

Los despachos políticos se han llenado de guionistas para alimentar el encendido diálogo de sordos de cada día. Las redes consumen tal cantidad de bazofia que no dan abasto. Las ocurrencias son tan ambivalentes que las que triunfan las utilizan los dos bandos: ¡Que te vote Txapote!, Perro Sanxe, P’alante…

Menudo ambiente para la Conferencia de Presidentes (Gobierno + CCAA) del día 6, en vísperas de la concentración del PP de “Mafia o democracia”. Y para la declaración de la renta, mejor no rellenarla mientras se siguen las noticias. Tampoco se puede acudir a un juzgado: cómo no van a estar atascados, no hay jueces para tanto lío. Por eso a los políticos les gusta meter mano en la elección de los magistrados.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.