No, no nos lo merecemos, no merecemos el peso de un futuro sombrío, donde el aire se tiña de pestilencias, y el suelo, siempre fértil, se convierta en un estercolero.
En la brisa que acaricia nuestra tierra, en el susurro de los árboles que nos dan sombra, alzamos un grito de esperanza, un eco de vida que se niega a marchar.
Castropodame, parte del corazón del Bierzo, no será el sacrificio de una avaricia desmedida.
Los vecinos que habitamos sus pueblos, no aceptamos que se edifique en la cercanía de nuestras casas una planta de desgracias, que solo traerá consigo sombras de desolación.
No queremos sentir el aliento putrefacto de residuos que despojan la vida de su esencia.
Alzamos nuestra voz como campana de alerta, denunciando el asedio de camiones que quieren llegar, con el ruido ensordecedor que desgarra el silencio, trayendo toneladas de muerte, que no dejarán más que el sufrimiento y la pérdida de calidad de vida que defendemos con cada latido de nuestros pechos.
Los terrenos, hoy sagrados, no serán el hogar de desechos de mataderos, ni de lodos que ahogan el canto de los pájaros.
Nos unimos, recogemos firmas, redactamos alegaciones con el alma en la pluma, porque cada palabra es un ladrillo en la muralla que levantamos contra el despojo y el desalojo de nuestra forma de vida.
No es solo un proyecto, es nuestra existencia, nuestro derecho a respirar un aire que necesitamos limpio, que es nuestro, como el derecho a vivir rodeados de naturaleza y a soñar con un futuro donde la sostenibilidad no sea un espejismo en manos de especuladores.
No seremos cómplices de la injusticia, ni de la devastación disfrazada de progreso.
Defendemos con fervor nuestros pueblos, ante intereses que deshumanizan y tratan de convertirnos en tierra de padecimiento.
En esta lucha, donde el amor a la tierra y la dignidad del ser humano se entrelazan, dejamos claro que no estamos solos, que contamos con el clamor de todos los que aman la vida.
No nos lo merecemos, no, y por eso, juntos, nos levantamos por un mañana donde la esperanza florezca en cada rincón de nuestros pueblos.
©️Nicanor García Ordiz