No me voy, simplemente cambio de trinchera

Hoy me despido como concejal de Podemos-Izquierda Unida Laciana. Ha sido un verdadero honor representar a mis vecinas y vecinos y emburriar por una Laciana más justa. Sin embargo, por razones de incompatibilidad laboral y para centrarme en la preparación de mis oposiciones, debo dar un paso al lado.

No es una decisión fácil, pero es la más honesta.

Pero mi despedida no es un adiós a la militancia. Porque hoy, más que nunca, las zonas rurales y las cuencas mineras necesitan unidad. Necesitamos salir del derrotismo y dejar de conformarnos con lo que nos dejan caer desde arriba. La llamada ‘Transición Justa’ no puede ser solo una etiqueta vacía: debe ser una realidad que garantice empleo, desarrollo y futuro para las zonas rurales y también para nuestra comarca. No podemos aceptar que la única salida sea la emigración. Nos quieren arrastrar a las grandes ciudades, dejando nuestros pueblos desiertos, y esto es así, el sistema se está construyendo así. No culpo a nadie porque todas y todos tenemos nuestras parcelas de responsabilidad.

Y esto no es un problema de los señores partidos. No afecta solo al PSOE, al PP, a Podemos o a Izquierda Unida. Afecta a todas las vecinas y vecinos que se fueron sin querer irse, y que en algún momento sueñan con volver. Afecta a quienes ven cómo se cierran las oportunidades y las puertas de su propio hogar.

No quiero pasar por alto en esta despedida, porque me preocupa, el hecho de que vivimos tiempos en los que la internacional del odio, el fascismo y las ideas reaccionarias amenazan con volver a imponerse. Apelan a una tradición arcaica y obsoleta en el tiempo y yo apelo a una tradición deconstruida. Y ante esto, no podemos mirar hacia otro lado ni minimizar el problema. Hay que combatirlo desde la empatía, desde la razón y desde la pedagogía. Porque cuando los discursos fascistas, machistas o LGTBIfóbicos se normalizan, no es solo una cuestión de opinión: es un peligro real. La historia nos ha demostrado que esas ideas traen violencia, represión y guerras. No podemos permitir que calen en nuestra sociedad, y para ello, debemos darles la gravedad que tienen.

Es momento de exigir lo que nos corresponde. De exigir inversión, infraestructuras, empleo y oportunidades reales. Las zonas rurales no puede ser solo un paisaje nostálgico. Somos historia, pero también somos presente y futuro. Y ese futuro lo tenemos que construir juntas y juntos, sin resignarnos por favor. Os pido en nombre de mi generación, y de las generaciones venideras focalizar las energías.

Yo no soy nadie. Solo un ciudadano que ha pasado por este ayuntamiento y ha intentado dejar una impronta. Pero si algo tengo claro es que este ayuntamiento, con sus momentos buenos y malos, ha conseguido reconectarme con Laciana, con sus preocupaciones cotidianas y con la política (en el espectro más amplio del concepto
de política). Y por eso, aunque hoy deje mi acta, mi compromiso con las zonas rurales sigue intacto.

Agradezco a mis compañeras y compañeros, a las vecinas y vecinos y a todos los que, día a día, siguen luchando desde los márgenes, movilizándose o acudiendo a las concentraciones.

No me voy, simplemente cambio de trinchera.

Y por cierto, un pueblo sin bar es como un hogar sin lumbre; se enfría, se apaga. Por dios, sacad a licitación el albergue de Caboalles de Arriba y por un precio asequible.

Sergio Carro Fernández, concejal de Izquierda Unida en la Coalición de Podemos-IU

Detalle de la portada del disco ‘Lo que pasó en Hawai’ de Bad Bunny

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