Mus y tanto para Manrique

Leyendo de forma acelerada el título de este escrito, bien pudiera parecer que tratase, todo él, de traer aquí la palabra musitando, que aparece en alguna de las estrofas en la canción, magistralmente interpretada por Nat King Cole, Ansiedad. Tampoco pretenden estas líneas referirse al susurro de alguna poesía de las incluidas en el cancionero amoroso del gran poeta y soldado, Jorge Manrique. No. La intención es mucho más sencilla, pero no menos interesante.

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A lo largo de los tiempos se vienen desarrollando en esta bimilenaria y monumental ciudad multitud de actividades culturales, deportivas, educativas y solidarias, entre otras. Y en esas otras, no puedo dejar de mencionar al campeonato de mus cívico-militar que ha cumplido este año su cincuenta y nueve aniversario ¡Casi nada! Y como cabeza visible en la organización o mantenimiento de tal acontecimiento está un narrador de historias locales y soldado con estrellas, don Manrique Vecino. Por todo ello, es digno en llevarse el mejor tanto de todas las partidas y un merecido o dedicado aplauso de innumerables aficionados a este juego, quedando incluidos también en el mismo sus estupendos colaboradores, Javier “Sardina” y José Luis Tejerina.

La Real Academia Española define al mus como juego de envite que consta de cuatro lances independientes y en el que es posible el descarte si todos los jugadores están de acuerdo. Podemos decir, entonces, que dicho vocablo hace referencia al descarte. Referido a los naipes, claro está.

Aquí, más que descartes, hay una alegre acogida a los participantes del torneo. Una vez comenzadas las partidas, no se suele musitar o susurrar, lo que se escucha en la sala de juego es un recital de pasos, envites, más envites u órdagos a la grande, a la chica, a los pares o al juego. Luego, las cartas y las habilidades de cada cual harán que los puntos o amarracos, acaben en un lado u otro del tapete. Pero en este campeonato, gane quien gane o pierda quien pierda, lo que realmente se respira en el recinto es deportividad, respeto, anécdotas bien contadas, sonrisas, ganas de pasarlo bien y lazos interpersonales de amistad o fraternidad. Valores a tener muy en cuenta en una sociedad cada vez más competitiva, superficial, engañosa y en ocasiones, desorientada, frustrada, insatisfecha y como consecuencia, desanimada o desganada.

Desde hace algunos años formo parte de este evento como jugador aficionado, considerándolo muy enriquecedor para mi persona y no tengo ninguna duda de que así es también para el resto de componentes.

Y para finalizar, quiero aprovechar esta ocasión – no considero necesario un escrito específico para ello, porque el sentimiento de gratitud sería el mismo – para dar las gracias a todas las personas que, tanto personalmente como por otras vías de comunicación o a través de la familia, me han trasmitido o aún me trasmiten su cariño y buenos deseos en esta nueva etapa de mi vida que acabo de comenzar como jubilado. Han sido más de cuarenta años de trabajo, estudio y dedicación a la Medicina Familiar y Comunitaria, vocacionalmente muy arraigada desde niño. De ellos, veintisiete años y tres meses ejerciéndola y procurando dar lo mejor de mí, en el Centro de Salud de nuestra querida Astorga, además de algunas pedanías o localidades de Ayuntamientos limítrofes.

Solo me queda decirles: muchas gracias de corazón. Salud, suerte y felicidad para todos, es mi deseo.

 

LUIS FERNÁNDEZ TERRÓN