Mil días y solo alguna noche

Sí, la canción de Sabina tiene otro título (19 días y 500 noches), pero va de venganza. Y en eso se ha convertido la política. Con mil días por delante, si es que llega la legislatura hasta el final, y con pocas noches tranquilas porque unos cuantos van a estar pendientes de qué más sale cada mañana sobre lo de Ábalos, lo de Koldo, lo de Aldama, lo de Begoña Gómez, lo del fiscal general del Estado, lo de… Si el PP presenta una querella contra el PSOE por las supuestas bolsas de dinero en Ferraz (financiación ilegal) los socialistas responden con otra contra el PP por calumnias. Se entiende por qué los juzgados están saturados y el interés de los políticos por manejar a los jueces. Gobierno y oposición son incapaces de arreglar los asuntos en litigio por sí mismos y los derivan a los juzgados para que decidan los jueces, a los que después desautorizan si no les dan la razón. Vuelven los días en que la información política es una interminable crónica judicial. Acompañada de una manifestación cada fin de semana: el anterior por la vivienda y este último reclamando elecciones.

¿Elecciones?

El 12 de octubre en el Palacio Real los periodistas, con el traje todavía pingando por la descarga de agua que cayó durante el desfile de la Fiesta Nacional, hacían corro en torno al presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Cumplían con el ritual de acuerdo a una coreografía repetida todos los años hasta convertirse en un absurdo. Es imposible que 30 o 40 redactores escuchen lo que les dice Pedro Sánchez, Núñez Feijóo u otros invitados en un salón lleno de gente hablando de sus propios asuntos. Los periodistas han terminado por ponerse de acuerdo después sobre qué van a decir de lo que supuestamente les han contado, que por otra parte ha perdido todo el valor ya que se limitan a repetir lo dicho en declaraciones públicas. Mientras los reyes cumplían con el interminable saludo a todos los invitados que quieren presumir de que han saludado al rey –¡cómo se le notan los disgustos!– y visto así o asá a la reina, el presidente del Gobierno se mostraba combativo y Feijóo reservón. Será por el Manual de resistencia tan manoseado y por, también tan repetido, lo de gallego. O será la actitud de un superviviente hasta la última pirueta y la resignación de alguien que sabe que no tiene los resortes necesarios para cambiar las cosas. El PP ha decidido disparar a discreción contra un personaje blindado por la falta de una mayoría alternativa y por una sociedad líquida, o si se quiere, deslavazada por las redes sociales y la indiferencia moral ante lo público. Así que parece que quedan mil días de legislatura, con permiso de los jueces. De Puigdemont. Y de Ábalos.

Mucha contorsión y poco movimiento

Habrá que encontrar con qué llenarlos. Problema para los políticos, y también para los periodistas. Si no hay manera de aprobar casi nada, y menos asuntos importantes –de las grandes reformas pendientes mejor ni hablar– habrá que hacer mucho amago. Ya se sabe, ante la falta de movimiento, mucha contorsión. Mucho anuncio repetido, muchas palabras gruesas y poco resultado.

De momento se dedicarán a lo que mejor saben: ocuparse de ellos mismos. Los socialistas tienen su congreso. Más interesantes se plantean los de ERC y Junts. Los de Podemos han reunido este fin de semana su Uni (sic) de Otoño, que ya cabe en un salón del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Sí han hecho congreso los Verdes Equo, uno de los 15 grupos de Sumar. Y el siguiente fin de semana lo hará Més Compromís, uno de los tres partidos que forman Compromís, otro de los coaligados –de momento– en Sumar. En diciembre decidirán todos ellos qué hacen con esa macrocoalición que se ha quedado tan pequeña. Algo antes hará lo mismo una Catalunya en Comú sin Ada Colau.

¿Y en medio de esta agenda tan endogámica, Trump? Eso puede animar bastante el patio.

 

Agitprop

Mientras tanto Pedro Sánchez se puede relajar viendo la serie sobre él mismo que promovió él y que además de en la Moncloa por fin han conseguido que se ponga en algún lado. ¿Dónde? Acertado, Moncloa Cuatro estaciones la emite El País. Debe formar parte de la estrategia del diario para dejar de descender en la difusión: ya no aparece entre los 10 más seguidos de Google Discover y está el noveno en la clasificación de GfK Dam, después de Okdiario. ¿Feijóo lo habrá mirado con esos ojos entornados de ex usuario de gafas, que le da una expresión como de no creérselo?

Acostumbrados a utilizar varias pantallas a la vez se puede compaginar el visionado de las hazañas del presidente del Gobierno con la lectura del último libro de Jorge Volpi, La invención de todas las cosas. Dice que los seres humanos somos lo que nos contamos: “La palabra ficción viene del verbo latino fingere, que no significa fingir ni engañar, sino tallar o modelar”, es decir, el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, intentaron tallar, modelar a los ciudadanos con sus maniobras. Ellos lo llaman relato. Recordando a los clásicos en esto, por ejemplo los leninistas, habría que distinguir: el propagandista es el que difunde muchas ideas a poca gente, el agitador solo una a la multitud. Actualmente las redes sociales multiplican los agitadores. Lo saben muy bien en los despachos.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM­_ALONSO

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