Mercado fenicio con la Medicina

En la región más grande de Europa, que no la más poblada, existe una creciente carencia de galenos. Hecho incuestionable. Si a la dispersión de las localidades, le añadimos el envejecimiento por la calidad de vida de sus habitantes, el problema se multiplica. La Junta de Castilla y León, en este caso la Consejería de Sanidad, se enfrenta en cada ejercicio contable con el dilema de cubrir, no sólo en los hospitales de la Comunidad, sino en todas las áreas de salud, las plazas que se ofertan. Y la falta de servicios públicos, en extremo la sanidad, se convierte en un mal endémico que espanta literalmente a los posibles vecinos de las localidades del mundo rural. Una pescadilla que se come la cola.

 

Desde el Gobierno de Castilla y León se ponen en marcha soluciones cada vez más imaginativas, pero que en el fondo, no son sino mejorar de alguna forma las retribuciones, incentivar la asunción de puestos allá donde no son atractivos para la clase médica recién salida de las facultades. Hoy no toca, pero bien podríamos hablar del necesario Plan de Emergencia que necesitan hospitales como el del Bierzo o medidas valientes que “abran el melón” de la casta médica, versus trabajar por la mañana en lo público y por la tarde en lo privado, con el consiguiente negocio encubierto que toda la vida se ha dado desde que existe la Sanidad Pública. La picaresca española hace el resto.

 

Nos quejamos que muchos de nuestros muchachos se van de nuestra región. Todos de una forma u otra conocemos algún caso en el que un buen número MIR se va a un hospital fuera con posibilidades de trabajo e investigación a otros puntos de España. Y en esto, cada vuelta de curso León y Burgos reclaman para sí una nueva Facultad de Medicina. Valladolid y Salamanca aumentan su alumnado y frenan lo que pueden las aspiraciones de otros puntos de la Comunidad. Burgos, cabeza de Castilla, solicita lo que bien merece. León, sede del Viejo Reino, se suma a la demanda. Mañueco acude al mensaje diplomático de reconocer la demanda de nuevos médicos y el derecho a tan vetustos lugares a ser sedes facultativas. Pero la solución de un acuerdo entre todas las universidades públicas jamás se dará, a no ser obligados políticamente.

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