La ciudad de Ponferrada cuenta con un gobierno local firne y consolidado en su pacto a tres bandas, PSOE-Podemos-CB. Ese es ya un primer acierto en un consistorio que pedía a gritos la estabilidad que proporciona la mayoría absoluta. A pesar del desgraciado incidente del ya exlíder de los bercianistas, todo apunta a que el compromiso de gobierno durará los tres años restantes.
Y si a la estabilidad le añadimos la consecución de media docena de proyectos y obras heredadas del PP de Gloria Fernández Merayo, la sensación de no estar quietos es otro punto a favor del equipo del alcalde Olegario Ramón. El listado y repaso de todo ello lo hemos publicado recientemente en un profundo informe realizado por la Redacción de este periódico.
Sin embargo, los grandes temas siguen encima de la mesa. Tanto el contrato puente del TUP para quizás municipalizar el servicio en dos años, como el preparar las bases de renovación del servicio de basura, limpieza y jardines siguen sin solución definitiva. A ello le añadimos la figura emergente de un alcalde que partía de un perfil bajo y que ha sorprendido a todos con su paulatina ascensión mediática y su propia implicación en la comunicación a través de las redes sociales. Queda por lograr que, aprovechando las mismas siglas políticas, la comunicación por tren y la autovía a Valdeorras se defiendan con mayor voz y peso de la capital berciana en instituciones superiores, en especial, el Gobierno de España.
Por lo demás, influenciados todo y todos por el covid-19, la principal fuerza de la oposición municipal, el Partido Popular, ha sabido tener sentido del deber público apoyando el plan de recuperación presentado por el equipo de Olegario Ramón, por citar un ejemplo.
En definitiva, buenas intenciones y gestos apropiados en un primer año de gobierno ponferradino.
El editor