Luis Tudanca, la extraña  terquedad

Lo primero que llama la atención en el candidato a presidente de la Junta de Castilla y León por el PSOE es su aparente fragilidad, su porte de poco liderazgo al observarlo en grupo. Y sin embargo, atendiendo a su carrera política, bien puede decirse que es un camino de fijación, de constancia revertida en terquedad. Lo que evidencia una solidez que aparentemente no se vislumbraba.

Burgalés, licenciado en Derecho, se puede afirmar que desde el año 2000 se lleva preparando para ser presidente de la Junta. Además de su etapa provincial su verdadero salto político lo dio sustituyendo a un histórico del socialismo burgalés y castellano y leonés, como lo ha sido Octavio Granados. Tomó su acta de diputado para después volcarse a fondo en el partido a nivel orgánico y a nivel electoral. Sus elecciones a presidenciable le salieron aparentemente muy bien, pues a la postre ha sido el ganador en esta legislatura de poco más de dos años con 35 procuradores, algo que no le brindaba la mayoría absoluta y que, tal vez por ingenuidad política, perdió en las negociaciones para establecer un Gobierno de coalición con Ciudadanos. Los de naranja, con Francisco Igea a la cabeza, prefirieron al Partido Popular para cogobernar. A lo mejor es ésta la razón por la que a Tudanca se le ve enrabietado en esta campaña, como con una velocidad más. Su discurso se basa, entre otras muchas cosas, en machacar con el mensaje de “35 años de poder popular y que es hora del cambio que Castilla y León necesita”. A lo mejor no se explica muy bien cómo, o se parece mucho a los viejos eslóganes de siempre: “pagar más quien más tiene, cuanto más público mejor…” Lo cierto es que esa aparente fragilidad inicial se quiebra cuando se sufre la lista negra de medios de comunicación o de periodistas de la zona, que parece las tiene. Lo que da un aire de venganza o de revancha que asusta a quien se lo imagina detentando un poder mayúsculo como lo es la Junta de Castilla y León.

El periodista no quisiera cerrar este pequeño perfil de Tudanca sin recordar el estrepitoso fracaso de la moción de censura presentada y perdida en un plis plas, queriendo emular a su jefe Pedro Sánchez. Pero Castilla y León no es Madrid.

Para ABC