La reciente salida de Luis Tudanca como líder del PSOE en Castilla y León y su retiro al Senado como representante autonómico marcan el cierre de una etapa tan prolongada como infructuosa. Durante más de una década al frente del PSCyL, el burgalés Tudanca acumuló desgaste, derrotas y una única gran oportunidad perdida: las elecciones autonómicas de 2019, que ganó en las urnas pero perdió en los despachos.
Aquella fue su gran ocasión. El PSOE fue la fuerza más votada y, por primera vez en décadas, parecía posible desalojar al PP de la Junta. Pero Tudanca no supo negociar. No supo leer el tablero ni tejer las alianzas necesarias. Mientras él titubeaba, Alfonso Fernández Mañueco se le adelantó con habilidad y logró amarrar un pacto con Ciudadanos. Fue una jugada inteligente del popular, pero también una muestra de la falta de reflejos políticos de su rival socialista.
Esa torpeza no fue un caso aislado. El liderazgo de Tudanca estuvo marcado por una estrategia de comunicación deslavazada, centrada casi exclusivamente en el mensaje regional. Un error de fondo en una comunidad comola de Castilla y León, que no se entiende sin sus fuertes identidades provinciales y su demostrado municipalismos, en especial de las nueve ciudades capitales más Ponferrada por su tamaño. La incapacidad del PSCyL bajo su dirección para conectar con las realidades diversas de territorios como León, Burgos o Soria supuso una desconexión con una parte importante del electorado, especialmente en las zonas rurales. Evidenciando la carencia de sociólogos y comunicadores políticos versados en su equipo.
Ahora, su designación como senador autonómico se percibe como un retiro digno, o quizás como un premio de consolación. Sea como fuere, el partido inicia una nueva etapa con la llegada de Carlos Martínez a la dirección y el nombramiento de Patricia Gómez como portavoz. Un relevo que busca aire fresco, nuevas narrativas y una mayor sintonía con los territorios.
Luis Tudanca se marcha sin haber logrado gobernar, pero con la experiencia de haber liderado un proyecto durante años. Su retirada deja al PSOE regional ante una disyuntiva: o renueva su estrategia y equipo de fondo, o corre el riesgo de seguir siendo una eterna alternativa sin opción real de cambio. Porque en política no basta con tener razón: hay que saber ejercer el poder, y sobre todo, ganárselo.
Alejandro J. García Nistal