Luis Barcenilla, gracias

“Gracias”. Fueron las últimas palabras que tengo registradas en mi teléfono móvil con las que me respondía Barcenilla a mis saludos y deseos de mejora de su larga enfermedad.

Larga enfermedad que a vista de pájaro y desde nuestra ficticia distancia, sólo física, nos pareció un suspiro en una vida puñeteramente corta pues tan sólo contaba con 61 años de edad. En nuestra Castilla y León, esa que intentamos mantener viva unos centenares de personas más o menos involucrados en el mundillo regional, Comunidad donde más larga esperanza de vida se tiene en el mundo después de Japón. Luis qué hueco nos dejas.

Te conocí como primer becario de la delegación de ABC, tan sólo Luis Jaramillo y Montse Serrador quedan de entonces. Al principio tan distante y disciplinado, manejando los tiempos, las formas y las apariciones del presidente Lucas. Quien no te conocía se podía llevar una equivocada impresión que confundía la arrogancia con mando y control de la situación. Eterno maestro de la fina ironía. Los años y los cargos pasaban por mi vida y ahí seguías tú, director general de Comunicación y Relaciones con los Medios de Comunicación Social. Tras esa suntuosa vitola se escondía el joven de Palencia que entró años atrás en el equipo de periodistas cuando Castilla y León era casi una entelequia con sede por fijar en Burgos, en Tordesillas y finalmente en Valladolid.

Cierto, y al césar lo que es del césar, que antes otros comenzaron la construcción de la comunicación oficial regional: Lobo, Ruiz, Tezanos… hasta llegar a Miguel Ángel Rodríguez y la cuadratura del círculo que todos vosotros dejasteis con cada poso de trabajo intenso en unos años donde sin saberlo, escribíais historia de Castilla y León quizás con palabras minúsculas, dejando siempre los titulares para el presidente, el portavoz o el alto cargo de turno que tocase. Porque nuestra profesión es así, mucha tensión, competencia y largas jornadas de trabajo donde la familia y los seres queridos salen perdiendo por mucho que, a cuenta gotas, les queramos recompensar.

Entrar en tu círculo fue abrir al periodista de provincias a un mundo totalmente nuevo, interesante y en sintonía con esta bendita vocación y siempre perra profesión nuestra.

Quien lo diría. Hasta coincidimos parte de nuestras etapas en Madrid. Tú siempre a la sombra de Juanjo y yo desde el barco de la Comunidad madrileña. Cuánto me sirvió tu ejemplo para salir adelante en mil entuertos. Mis visitas a tu despacho en Valladolid, tu vocación de eterno universitario, encuentros dircom… Lo siento, hoy he perdido a un buen amigo.

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