Los presidentes de Galicia, Castilla y León, Asturias, Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y Extremadura se reunieron esta semana en Santiago de Compostela para hacer lobby en torno a una causa común, que se les tenga en cuenta. Sí, bien se puede resumir la jornada de trabajo en esa corta pero profunda idea. Lo cierto es que su mero encuentro siendo representantes de políticos con distintas siglas ya de por sí llama, para bien, la atención. ¿Con la que está cayendo, cómo es posible que se sienten en la misma mesa socialistas y populares? Al fin un ejemplo de civismo, de lucha por un bien común superior, de pensar por los ciudadanos y no en sí mismos. Albricias.
En Santiago, los presidentes rubricaron una declaración institucional conjunta en la que defienden que el nuevo modelo de financiación autonómica tenga en cuenta el coste real de los servicios que se prestan, así como otras variables demográficas como la superficie, la dispersión de la población o el envejecimiento. La brecha entre una España desarrollada, poblada, industrial y con dotación de servicios básicos como las infraestructuras de comunicación o la sanidad se agranda a cada año, a cada presupuesto general donde los fondos se ajustan a criterios políticos y no al de servicio social. Brecha que crece dejando a la otra España condenada a la despoblación, a la falta de inversiones públicas y a mantener unos servicios de coste que no se tiene en cuenta a la hora de la verdad por el Ejecutivo nacional. Lo decíamos aquí hace varias semanas. Una línea roja que marque un mínimo de calidad de vida asistencial en nuestros pueblos debe ser el límite de nuestro aguante, de nuestra discriminación producida por efecto de una ley electoral injusta. ¿Hasta cuándo la territorialidad o la representación administrativa va a seguir condenando a las regiones más grandes y despobladas? La pescadilla que se muerde la cola. Más chantaje del nacionalismo separatista implica más pobreza y menos recursos para el corazón mismo de España. Por no hablar del AVE y su abandono por el norte de Castilla y León. A lo mejor los romanos o los medievales del Camino de Santiago y Ruta de la Plata se equivocaban.
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