La primer jornada en que se ha dejado salir a la calle a los niños menores de 14 años acompañados fue un alivio y una experiencia a medias. Descanso para los padres que han inventado todo tipo de distracciones para hacer más llevadero el confinamiento. Una actividad más que tiene nociones terapéuticas y saludables. Darles el aire, tomar el sol. Sin embargo, el mal tiempo en general frustró muchas horas de esta pseudolibertad vigilada.
Por otro lado, no se han visto las escenas de verdadera masificación en jardines como en el resto de ciudades españolas, pero por un motivo muy simple como cruel: tenemos menos niños entre nuestra población.
Lo que sí ha demostrado el primer día de salida de los imberbes a la calle ha sido que muchos mayores, irresponsables, se lo han tomado como el fin del confinamiento. Nada más lejos de ello. A lo sumo es el inicio de la apertura de medidas menos drásticas, pero el Estado de Alarma sigue vigente y ha venido para quedarse mucho tiempo. Al menos prácticamente un mes. Seamos responsables.