A la hora de escribir esta columna los teléfonos de no menos de medio centenar de personas están que echan humo. La incertidumbre sobre lo que va a suceder en la sesión constitutiva de las Cortes regionales es hoy (por ayer) total y absoluta. El Partido Popular ha reiterado su posición de no entregar a Vox la presidencia de la Cámara legislativa, dejando para el Ejecutivo las posibilidades de incorporar a miembros de la formación de derechas, si es que ‘in extremis’ no puede pactar una serie de puntos programáticos y gobernar en solitario como era la intención inicial de Alfonso Fernández Mañueco.
Vox, por múltiples procuradores y en distintos tiempos de todo este proceso previo al arranque de esta legislatura, ha dejado siempre claro que quiere «no menos de lo que se tenía pactado con Ciudadanos», esto es, la presidencia de las Cortes, la vicepresidencia de Gobierno, la portavocía y cuatro consejerías.
Así las cosas, la lógica política está pidiendo, como la propia opinión pública, un pacto para evitar de todos modos un bochornoso espectáculo de repetición de las elecciones regionales. «Señores, entiéndanse», parece decir el electorado. Y así, a río revuelto, el PSOE del perdedor Luis Tudanca toma oxígeno y entra en escena ofreciendo una abstención a la candidatura de Mañueco a cambio de no pactar con los chicos de Santiago Abascal en la meseta castellano y leonesa. Al final, si anoche no se llegó a un acuerdo global entre la derecha, desde el centro a su lado más equidistante, pueden hacer que el socialismo reviva. Cosas más increíbles se han visto en el especial mundo de la política. Nadie sabe nada, pero todo el mundo espera que se imponga la lógica, pero ¿qué lógica? ¿La del centroderecha y más allá, o la de la del bipartidismo que tanta estabilidad dio al sistema en ámbitos nacionales, regionales, provinciales y locales? En Madrid gobierna el socialcomunismo impertérrito, con lo que el discurso de atajar los extremismos han sido los primeros que lo defienden y mantienen con tal de hacer del complejo de la Moncloa un búnker que ríete tú del de Putin en el Kremlin de Rusia. ¿La solución? Mañana a las 12 en las Cortes de Castilla y León.
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