El año comienza con una noticia buena y otra mala. Vamos con la buena: los expertos creen que solamente hay un 5 % de posibilidades de que la inteligencia artificial acabe con la Humanidad. No obstante, por si acaso, habrá que intentar rebajar el porcentaje. Y ahora la mala: hasta 2047 no llegará el momento en que la IA supere a los humanos en todas las tareas posibles. O sea que este año, y algunos más, habrá que seguir con los políticos que hay. El año pasado se puede resumir con la carcajada de Pedro Sánchez (#PerroSanxe para amigos y enemigos) dirigida a Alberto Núñez Feijóo desde la tribuna del Congreso durante el debate de investidura. ¿Qué simbolizará este 2024?
Mundos paralelos
Los primeros compases ya muestran de qué va el año. Los dos bloques han llegado tan lejos que funcionan como entes absolutamente separados. Solo dejan de ignorarse para lanzarse pullas o, momentáneamente, para aparentes negociaciones que saben imposibles. Al tener una existencia independiente cada bloque recrea interiormente un universo político completo. Los socialistas solo se relacionan con sus socios, que juegan a la vez a ser el apoyo del ejecutivo y su oposición. Independentistas y Podemos han dejado claro cómo las gastan en el pleno inaugural de la legislatura con los primeros decretos del Gobierno.
Hipoxifilia política
La mayoría gubernamental practica lo que en el sexo se llama asfixia erótica: las parejas políticas de Pedro Sánchez le dan el placer del poder, incluyendo apretar casi hasta la semiestrangulación. Sin llegar al final, si cae el Gobierno se acaba el juego. Es la consecuencia de una doble realidad. La coalición y sus socios existen solamente por una razón: no tienen un programa común, solo les une ser antiPP porque les iría peor si gobierna. La segunda es que sin haber amarrado un pacto de legislatura hay que negociar cada decisión, pagando el peaje correspondiente.
En el otro bloque, PP y Vox hacen lo mismo. Comparten gobiernos y se pelean entre ellos con el mismo entusiasmo. Incluso el PP se opone a lo que propone Vox y, pasado un tiempo, lo proponen ellos. Por ejemplo lo de ilegalizar a los partidos que ataquen la Constitución. Por cierto, el presidente de Galicia que dejó Feijóo, Alfonso Rueda, o en su defecto el PP, ¿se han dado cuanta ya de que les están birlando las elecciones de Galicia con lo de los pellets?
Algunos expertos (Erza Klein) en polarización –ya se sabe, la palabra del año– dicen que el choque político es una consecuencia de la abundancia de información (o lo que pasa por serlo), que ha separado aún más a los adictos de los desinteresados en la política, abriendo una brecha difícil de superar si se quiere tener una opinión pública sana. Se ve la información política como los hinchas siguen la de su equipo de fútbol o su grupo musical.
Todo hecho, por favor
Realmente esta inicial sociedad digital y conectada es singular. ¿No es curioso que los guías turísticos de Vigo no dieran abasto para enseñar las luces de Navidad? ¿Se necesita un guía profesional para ver las luminarias de la ciudad? Eso por no detenerse en que la afluencia de turismo en esas fechas llevó a muchos a reservar hotel en Ourense o Santiago, a casi 100 km de la ciudad de Abel Caballero. Claro que en Madrid la Comunidad activó la alerta porque se esperaban temperaturas de ¡tres grados bajo cero! Y difundió una guía con consejos. O las administraciones sanitarias pidiendo volver a las mascarillas después de las fiestas y una vez que ya estaban colapsadas las urgencias, sin atreverse a decirle al personal que por una gripe –excepto si no hay otras complicaciones– no se va al hospital.
Lo importante no, por favor, es complejo
Mientras tanto, la reforma del sistema de financiación de las comunidades autónomas lleva 10 años de retraso. La renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial solo cinco, es decir, si se hubiera hecho cuando tocaba ya habrían terminado su mandato los elegidos. La reforma educativa o la eficacia en el uso de los ingentes fondos europeos mejor ni mentarlo. Los políticos tienen otras urgencias: las elecciones, es decir, intentar mandar o seguir haciéndolo. Galicia, País Vasco, europeas, quizá catalanas… La agenda política es una agenda electoral. Ya está empleado otro año.
Ángel M. Alonso Jarrín
@AngelM_ALONSO