Señoras y artistas pagadas por el Estado para agasajar a autoridades extranjeras
Muchas, muchísimas mujeres, incluso afamadas artistas, durante el franquismo, ejercían la prostitución, no en lugares cutres, o en barrios bajos, sino en palacetes de lujo, dependientes de algunos ministerios que utilizaban a hermosas damas que se prestaban a agasajar a autoridades extranjeras en sus visitas a España.
Por supuesto, que también las «llamadas autoridades del régimen» eran sus clientes. Y como en la legión, los responsables de que el sistema funcionara dependían de ciertos militares de alto rango. Ellos y sus esposas eran los encargados de concertar citas con señoras de postín en determinadas ocasiones.En este libro, de ficción, claro, se describe como eran sus historias, con muchos nombres supuestos, por razones obvias. Como estas artistas se prostituían por razones de estado y por tal eran recompensadas, no sólo con grandes sumas de dinero, también se las promocionaba para que fueran contratadas por las empresas cinematográficas de la época.