Recientemente, las Edades del Hombre, Hospitalitas, celebradas conjuntamente en Santiago de Compostela y en Villafranca del Bierzo, se han clausurado con el relativo éxito y discreción con la que comenzaron. Al final, 200.000 visitantes han difuminado el duro trabajo realizado por la corporación anterior de la histórica villa berciana y que, a la hora de la verdad, unas elecciones municipales de por medio frustraron al equipo del PP ver cómo su proyecto lo protagonizaba el partido ahora en el poder local. Eso sí, el nuevo alcalde socialista y músico de profesión, armonizó la situación con un reconocimiento al alcalde saliente, señor Pereira, por la designación obtenida.
Pero es que además Villafranca se encontraba en plenas obras de una de sus calles más históricas, la calle del Agua, además de tener en marcha otras iniciativas que pillaron con el casco de la construcción puesto a los villafranquinos. Por ello y por otras cosas más, que han quedado entre bastidores, se echó mano de Santiago de Compostela como refuerzo a Villafranca. Lo de las sedes conjuntas nunca acaba de casar bien por organización, distancias y diferencias en la propia exposición en sí.
Las Edades del Hombre han ido bajando en calidad y cantidad, de obras de arte, espacios y resultados matemáticos o estadísticos. Sirva de ejemplo que en Encrucijada de Astorga se pasó del medio millón de visitas, en Yo Camino de Ponferrada los 400.000 y en Hospitalitas, como hemos mencionado, 200.000.
La idea sigue siendo muy atractiva y eficaz. Restaurar edificios históricos de la Iglesia y llevar hasta allí una muestra de lo más variado del rico patrimonio artístico de Castilla y León en su vertiente católica. Sacar de las sacristías y capillas auténticas joyas artísticas casi desconocidas para el gran público. Hacer y practicar la fe de forma itinerante y de paso dar a conocer los muchos e interesantes pueblos y ciudades de la región. Hubo éxitos en la muestra de Bruselas, excesos políticos en la de Nueva York, pero en general, la Fundación Edades del Hombre necesita una regeneración en todo su concepto y tomar nuevos impulsos para volver a ser uno de los acontecimientos sociales y artísticos de primer orden nacional como lo fue en la mayoría de sus ediciones.