La rebelión de los electroduendes

Aunque el foco de atención mayoritario se centra en las elecciones generales, lo cierto es que de las anteriores, quedan aún tres regiones donde el gobierno está por dilucidar, a saber, Navarrra, Aragón y Murcia. Más cercanos están algunos municipios y diputaciones provinciales. En León, sobresale el caso de Villablino, por el empecinamiento de recursos presentados por Unidas Podemos, o como se llamen en esta ocasión, y por efecto rebote la Diputación que hasta entrado agosto. Con el mundo en manos de los becarios y sustitutos, parado casi todo en España, resolverán la cuestión de si la presidencia va finalmente para la UPL como presuponemos con el permiso del PSOE leonés.

En el Partido Popular de León, Ester Muñoz, conformó una Ejecutiva donde por integrar dejó traidores dentro que con el paso de los meses ellos mismos se han autodelatado. Logrados los triunfos históricos en Ponferrada, Astorga o La Bañeza, por poner de ejemplo, en León Margarita Torre ha resultado un fiasco desde el minuto uno en que empezó la campaña, y lo que queda.

Ahora le ha tocado el turno al que fuera presidente y tuviera que dimitir rodeado del escándalo de las escuchas Javier Santiago Vélez, alcalde de Almanza, quien se autopostula para presidente de la máxima institución leonesa y para ello ha trabajado mucho en la sombra ofreciendo puestos como para llenar dos o tres gobiernos, además de otras tetras que han sido denunciadas por alcaldes al partido y se ha sabido en prensa con versiones por ambas partes.  La batalla de los rebeldes a Muñoz y a los propios deseos de Alfonso Fernández Mañueco sigue en pie. El candidato oficial es Raúl Valcarce, alcalde de Carracedelo, pero la aritmética y el pulso está lanzado. La solución, en días. El probable triunfo al Congreso del PP en León podría y debe maquillar esta otra revolución que suele terminar con un discreto y lento proceso de depuración desde lo que se viene a llamar “el aparato”. Y es que en tiempos de elecciones lo que procede es no dañar a las siglas y tener generosidad ante causas mayores. Hay quien se olvida que el modelo del Partido Popular, desde la refundación del centroderecha, quedó claro que era un modelo presidencialista. Manuel Fraga y José María Aznar construyeron el molde.

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