La Mesa por León

Desde que uno tiene uso de razón siempre ha habido una denominada “Mesa por León” rodando por el discurso de la actualidad. Incluso hubo un partido político, el PSOE, que fue más allá y presentó su Plan Oeste, más ambicioso todavía. El objetivo siempre es el mismo: sacar a la zona geográfica a la que se refiere del marasmo en todos los sentidos en los que se encuentra. Y así, por arte de birli birloque volver a coger el tren de la prosperidad.

 QUINITO

 

¿Qué bonito verdad? Pues no, no es así como termina el cuento. Mesas por León van cinco en la historia más reciente de la provincia norteña. Se dice que cuando uno llega a tomar posesión de los cargos más importantes para dar en el clavo tiene que vender futuro, lo que sea pero con ilusión, con el horizonte de un porvenir mucho mejor que el presente. Y así, líderes empresariales, presidentes de diputación, alcaldes capitalinos, rectores y hasta administraciones públicas superiores, ponen en marcha supuestos proyectos que reactivarán la economía y la sociedad de la zona. Y todos, unidos en torno a una mesa, fumarán la pipa de la paz y se comprometerán a unir sus intereses y abandonar sus egos por una causa mayor.

 

La realidad sin embargo es bien distinta. La citada mesa o tabernáculo se inaugura bajo grandes titulares de prensa, testimonios gráficos y un montón de deseos por cumplir. La gente al principio tragaba y se lo creía. Pero ahora ya no. En las sucesivas reuniones, algunas con dietas incluidas, surge el nombrar un gerente, una sede, un equipo e infraestructura mínima para poner en marcha la cosa. Y ahí empiezan los problemas. Quien paga quiere colocar a su peón y normalmente se dificulta el asunto aún más cuando son miembros de distinto color político. La cosa se desvirtúa y a los pocos meses, quizá un año o dos a lo sumo, de la mesa de turno sólo quedan las noticias de las hemerotecas. Mientras tanto, se ha tenido a la opinión pública ocupada y esperanzada, con algo de buen hacer hasta se llega al final del mandato del paladín de turno y si te he visto no me acuerdo. Fin. Y así hasta el siguiente carpintero con su mesa.

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