La principal finalidad de escribir este artículo, es hacer un relato lo más riguroso posible de unos hechos, que acaecieron en Castropodame (pedanía) en el año 1940.La valoración política o moral, es un tema en el que no voy a entrar. La Guerra Civil Española terminó “oficialmente” el 1 de abril de 1939, pero eso no supuso la renuncia a la lucha de muchas personas que durante años protagonizaron diversos enfrentamientos armados, porque consideraban que el régimen político de Franco no era legítimo y que había que combatirlo incluso con las armas. Lo de Castropodame es sólo un simple y muy pequeño ejemplo más, de esos episodios. Aunque tengo muchos detalles y muy puntuales (y más debería haber recopilado, si hace bastantes años no hubiese descuidado esta investigación), no los voy a indicar uno a uno aquí. No obstante es mi intención guardar y dejar detallada constancia de todos esos detalles. Ahora creo que lo más correcto es señalar sólo datos de interés general. Estos y los otros son debidos en sustancial medida al testimonio hablado y escrito del que fuera vecino de Castropodame, durante muchos años (José Manuel Reguero Prieto) que además siempre estuvo preocupado por los asuntos de interés público de su pueblo.
Lo primero que debo señalar es que aunque en la memoria colectiva, se alude a los dos ataques de los llamados guerrilleros antifranquistas a Castropodame, en realidad no hubo nada más que uno. Este es un buen ejemplo de como la historia se deforma. En mayo de 1940 hubo incidentes armados, pero promovidos por delincuentes comunes. Eran según los datos conocidos, hombres vestidos de militar (J. Manuel Reguero Prieto). Un vecino de Castropodame que vivió los hechos (Pedro Mansilla Vázquez) me dijo hace ya muchos años, que no eran de los que habían huido por motivos políticos, si no “militares, militares”, que venían incluso así vestidos. Creo que existen no obstante documentos escritos que pueden confirmar y corroborar esta información. El testimonio de Pedro Mansilla por motivos que sería largo de explicar me parece de absoluta credibilidad.
EL ATAQUE DE NOVIEMBRE
En noviembre de 1940, si hubo un incidente armado en Castropodame protagonizado por los guerrilleros antifranquistas. Eran 6 hombres bastante bien armados. Ellos mismos se identificaron como “los que ustedes llaman los rojos”, según lo que recuerdo que me contó hace años, Inocencio Folgado uno de los vecinos de Castropodame, que se vió envuelto en la refriega. La planificación y por lógica consistiría en atacar a personas afines al franquismo. Está documentada la existencia (ya en 1936), de un grupo de personas pertenecientes a las milicias armadas de la Falange Española de las J.O.N.S. El asunto es que la ejecución se complicó ya desde los primeros momentos.
Era el atardecer del día 13 de noviembre del año 1940 y al aproximarse el comando atacante al pueblo se encuentran con un mozalbete (Miguel Tercero Álvarez) que aún no había cumplido los 17 años. Le detienen y le preguntan sobre la resistencia que podrían hallar en Castropodame, en concreto por si había personal armado. A continuación, dan un rodeo para evitar cruzar la población y cortan los hilos de una línea de teléfono que ya entonces y curiosamente pasaba por Castropodame, aunque era para servicio de una empresa minera. Esta operación les llevó a pasar junto al camino (hoy carretera) que llegaba desde Ponferrada. Justamente aquel día y a aquella hora un grupo de vecinos de Castropodame llegaban procedentes de la citada ciudad. Ese día era miércoles, día de mercado en Ponferrada. Hubo pues que proceder a la detención de varias personas de Castropodame. Ignoro si a todas, ya que en los datos que tengo no se habla de detención de mujer alguna. Supongo eso si que a todas.
A continuación, van en busca del médico (D. Rafael) y del secretario del Ayuntamiento, (D. Dictino). El médico, si era el mismo que en 1936, era del bando de las derechas y sin embargo el secretario y por lo que yo conozco no. Antes de la Guerra Civil, tuvo serios enfrentamientos con la derecha del municipio. Parte del comando (dos hombres al parecer) se dirigió a casa del Sr. Secretario, que estaba en la zona externa del pueblo, en el barrio de La Picota. El resto del comando fue en busca del médico, llevándose consigo a los vecinos de Castropodame, tomados como rehenes. Pero el médico vivía en el centro del pueblo y hacia allí se dirigió pues parte del comando.
El secretario municipal es encontrado. Es maltratado con violencia física (una paliza) y le quitan el dinero que hallan a mano. Luego le toman de rehén y se dirigen con él a la casa del médico, que se convierte en el punto de reunión de los atacantes y de al menos seis vecinos de Castropodame además del secretario D. Dictino. Sin embargo el Sr. Médico no se hallaba en su casa, si no en una próxima, la de Ramón Mansilla. Es una enorme y antiquísima casa (La Casa Solariega) con unos llamativos escudos heráldicos en su fachada principal. En esta casa vivían personas consideradas de ideología de derechas.
A ella acuden los atacantes y en ella encuentran al médico, que es detenido, maltratado y llevado a su casa, al punto de reunión precitado, tras quitarle dinero que este llevaba consigo. Además, parte del comando se dirige a otra casa muy próxima, la de Aureliano Mansilla, otro hombre con ideología de derechas. Al llegar a esa casa llevan consigo detenidos a Pedro Mansilla y a su padre Ramón, que vivían en la Casa Solariega. Lo hacen (por lo que parece), con la esperanza de que los moradores de la casa de Aureliano Mansilla, abran las puertas de modo confiado. En aquella noche y casualmente en casa de Aureliano Mansilla, había bastante gente.
COMIENZA EL TIROTEO
Los dueños de la casa de Aureliano Mansilla y en especial la señora Nieves (esposa de Aureliano), se percatan de que algo raro está sucediendo. Nieves opone resistencia a abrir. Se produce un forcejeo con los asaltantes que no consiguen que se les abra la puerta. Entonces estos disparan contra la puerta y la señora Nieves que estaba empujando tras la misma, para evitar que se abriera, resulta alcanzada de pleno y muere en el acto. Por otra parte y aprovechando esos momentos de confusión Pedro Mansilla y su padre Ramón, huyen a través de un callejo y se escapan.
Uno de los hijos de Nieves llamado Manuel al percatarse de lo que estaba ocurriendo intenta huir de su casa por el tejado. Es localizado y se le dispara resultando herido en la espalda, pero fue una herida relativamente leve. Los atacantes tienen ya franqueada la entrada de la casa una vez muerta Nieves y uno de ellos avanza con una linterna en la mano por la casa. Era un blanco fácil. En la casa había una escopeta de caza y Manolo, que sólo estaba herido leve, disparó dos veces contra el intruso alcanzándole de lleno. La descarga de la escopeta no acabó al instante con la vida del atacante que consiguió muy malherido salir de la casa, pero ya gravemente herido. Aún hoy día una fotografía (publicada por el conocido investigador Santiago Macías) muestra las heridas. Una escopeta de caza dispara una nube de proyectiles que se expande al mismo tiempo que avanza. Por lo que hoy sabemos (datos de Santiago Macías), el herido de gravedad era Leopoldo Nieto Martínez natural de Villaverde de la Abadía, que en 1936 huyó y estuvo en el Ejército que permaneció fiel a la República (Batallón 206 del Ejército del Norte).
El herido de gravedad apenas consigue llegar a las proximidades de la casa del médico, donde se hallan retenidos los vecinos (rehenes) de Castropodame y más miembros del comando. Al parecer también otro de los asaltantes resultó herido en un intercambio de disparos que hubo. Este se retiró a la casa del médico (punto de reunión) y su compañero muy gravemente herido era incapaz de llegar a la citada casa, aunque esta se halla a menos de 60 metros de la de Aureliano Mansilla.
HUIDA A LA DESESPARADA. FIN DE LEOPOLDO NIETO
El mozalbete de Castropodame (Miguel Tercero) al ver la situación solicita permiso al que parece jefe del comando para, acudir en auxilio del guerrillero que agonizaba en la calle cerca de la casa del médico. Se le concede, pero Miguel aprovecha el permiso para emprender una veloz carrera en dirección a Bembibre con el ánimo de dar cuenta de lo que estaba sucediendo en Castropodame. El comando atacante al darse cuenta de esto la emprende a tiros con Miguel, pero un muchacho de 16 años podía correr mucho y aunque la calle era en un buen trayecto (unos 80 metros) rectilínea, los disparos no le alcanzaron. No obstante tuvo que desistir de su afán de ir a Bembibre, porque algún vecino de Castropodame le convenció de que lo mejor era que se escondiera en alguna casa del pueblo. Miguel Tercero Alvarez (mi tío) con el paso de los años fue un conocido tamborilero berciano y en alguna ocasión me contó aquella peripecia.
El médico se ofreció para auxiliar al herido e incluso se buscó un caballo en el pueblo con la ayuda de uno de los rehenes de Castropodame llamado Manuel Martínez. Se encontró un caballo, pero el herido de gravedad entendió que no valía la pena intentar huir y tanto él como sus compañeros sabían lo que le aguardaba si caía en manos de las autoridades franquistas. Duros interrogatorios, quizá torturas, peligro de delatar a sus compañeros…así pues se convino, que lo mejor era que sus propios compañeros acabasen con su sufrimiento y su vida.
EL DESENLACE. CONCLUSIONES
Tras ello, el comando atacante considera que es la hora de huir de Castropodame. Antes de hacerlo disparan contra el médico (D. Rafael) que resulta muerto. También disparan contra el secretario del ayuntamiento (D. Dictino) y contra Inocencio Folgado, pero estos aunque resultaron heridos se salvaron. Se quedaron en el suelo fingiendo estar muertos. Los demás detenidos se escaparon como pudieron o se escondieron. Tan sólo Manuel Martínez y Patricio García quedaron en manos de los atacantes. Los dos rehenes acompañan a los miembros del comando, pero la salida del pueblo se hace a través de zonas de huertos y entonces Patricio García aprovechó para escapar. Sólo Manuel el que había ido en busca del caballo quedó en poder del comando.
A la mañana siguiente muy cerca del cementerio de Castropodame en la zona conocida como La Cruz de Villar apareció el cuerpo sin vida de Manuel. Su muerte fue atribuida obviamente al comando atacante.
Después de estos sucesos se realizaron tengo entendido los pertinentes informes (creo que se hallan en un archivo del Ferrol según me ha informado Santiago Macias), que no obstante no he leído. También debió ser después cuando en Castropodame se instaló una pequeña guarnición militar (soldados “moros”) y un cuartelillo de la guardia civil. Supongo que habrá en alguna parte documentación al respecto, aunque yo no la conozco. Quizá tenga que investigar más y anotar (mientras la memoria no me falle) más recuerdos de lo que hace años me contaron de estos sucesos.
El balance de la operación militarmente hablando, se saldó pues con luces y sombras. Los atacantes infringieron graves daños gentes de derechas, pero hubo “daños colaterales”, es decir el Sr. Secretario, Inocencio; Manuel, Nieves… Parece que lograron también algo de dinero que quitaron al secretario y al médico…y poco más. También sufrieron la pérdida de uno de los suyos y dejaron una mala imagen en Castropodame, que se mantuvo durante décadas, hasta el punto de ser equiparados a los delincuentes comunes, que unos meses antes habían actuado en Castropodame. Las habladurías que durante años circularon por el pueblo (recogidas también en las memorias de J. Manuel Reguero Prieto) y como suele suceder contenían parte de verdad y parte de media verdad. En Castropodame, se habló de que el guerrillero muerto era de Villaverde de la Abadía, lo que resultó ser cierto en base a las investigaciones de Santiago Macias, que seguramente conoce más detalles, sobre la personalidad de los miembros del comando que lo que se rumoreaba en Castropodame.
En la actualidad si analizamos el contexto mucho más general hay mucho que matizar y debatir. La Historia suele ser así, pero ya he dicho que al menos de momento no voy a entrar en este tema. Procuraré eso si dejar constancia para la posteridad de estos y otros datos de la historia de mi pueblo. La memoria colectiva es a menudo muy frágil.
Bembibre, 25 de junio de 2025// Rogelio Meléndez Tercero