La campaña de las redes sociales

Las redes sociales han cambiado drásticamente la forma en que las personas acceden a la información y la comparten. Sin embargo, también han demostrado ser un peligro para la verdad de las cosas que acontecen. Lo que nació como un lugar de encuentro en la red, antiguos compañeros de estudios, se ha multiplicado en múltiples formatos y manera de utilización y transmisión de datos.

 

En primer lugar, las redes sociales son propensas a la propagación de noticias falsas o desinformación. Muchas veces, estas noticias falsas son compartidas sin verificar su veracidad y pueden propagarse rápidamente a través de la red. Además, algunas personas pueden aprovecharse de esto para difundir información falsa con fines malintencionados, como influir en la opinión pública o difamar a personas o grupos.

 

En segundo lugar, las redes sociales pueden crear cámaras de eco o burbujas informativas, donde las personas solo ven y comparten información que refuerza sus creencias y opiniones existentes. Esto puede llevar a una polarización de la sociedad y a la falta de diálogo y comprensión entre diferentes perspectivas.

 

Finalmente, las redes sociales también pueden ser utilizadas para manipular la opinión pública a través de la publicidad y la segmentación de audiencias. Las empresas y organizaciones pueden utilizar datos personales para mostrar anuncios específicos a grupos específicos de personas, lo que puede llevar a la manipulación de la opinión pública y la creación de un clima de desconfianza y división. En política, la ventaja actual la lleva Rusia a la hora de influir en las elecciones norteamericanas a favor de Trump, de la revuelta catalana o para criticar al Ejército español por su apoyo a Ucrania. Sin piedad.

 

Recuerdo perfectamente una campaña en Castilla y León donde un jefe de prensa filtró a la caravana de periodistas que lo seguíamos que el candidato contrario había atropellado con resultado de muerte a una persona en un accidente de tráfico. Aquel día, la trup periodística dijimos “no” a la publicación de esa información por la cual se había demostrado la involuntariedad del conductor y su posterior depresión. Hoy, esa camaradería entre la grey de la comunicación hubiese resultado imposible. Alguien sin formación específica y sin escrúpulos lo hubiese soltado por redes sociales distorsionando la realidad y en consecuencia, la imagen del candidato opositor.

ABC