Quiero subrayar desde el primer momento de mi intervención muy pocas palabras: consenso, agradecimiento, invitación al encuentro y mano tendida, por un orden que creo refleja el deseo de la inmensa mayoría de los ponferradinos.
Deseo comenzar expresando mi agradecimiento a todos los miembros de la Corporación por dedicar esfuerzo, interés y compromiso a discutir los presupuestos de nuestro municipio. Y por tratar de vencer el signo de estos tiempos, que es la imposibilidad de llegar a acuerdos de mínimos. Hago mías las palabras de un buen alcalde ponferradino sobre la necesidad de “unir dos formas de pensar, dos posturas ante la vida: la postura de los que solamente piensan en ellos y la de los que son solidarios con los demás, que es lo realmente importante”. Pues bien, los presupuestos son el mejor instrumento de solidaridad del que podemos dotarnos para hacer cosas desde el ayuntamiento por los demás.
Por eso cobra especial significación que seamos capaces de llegar a un punto razonable. Cuando el español utiliza el adjetivo razonable da a entender que es un punto intermedio que satisface a la mayoría y que para alcanzarlo todos hemos tenido que hacer dejación de maximalismos en busca de lo que compartimos que es bueno para Ponferrada. Cuando ante la imposibilidad de que los políticos de su país se pusieran de acuerdo para construir juntos un futuro un gran escritor dijo “no preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino”, y ponía el acento en lo que la gente pide sencillamente a los políticos: caminar en la misma dirección, para poder vencer dificultades que nunca faltarán.
Probablemente cada uno de los grupos de esta Corporación por separado hubiera querido unos presupuestos diferentes a los que podemos acordar y diferentes entre sí con los que defienden el resto de los grupos. Eso es comprensible, pero es también peor que el acuerdo cuando son tantas y tan acuciantes las necesidades de las gentes de nuestro municipio.
Es perfectamente legítimo que quienes estamos aquí en representación de la ciudadanía que nos ha votado tengamos proyectos distintos, que hayamos preferido otros destinos para las partidas de gasto del presupuesto, que quisiéramos hacer otras cosas. La constitución española establece el pluralismo político como uno de nuestros valores superiores, como la libertad, la justicia y la igualdad. En uso de ese pluralismo defendemos propuestas en el pleno que son diferentes: a veces alternativas, a veces contrapuestas. Estoy seguro de que seguiremos haciéndolo así porque reflejamos la diversidad de opiniones de una sociedad ponferradina viva y plural. Pero tenemos mucho tiempo para hacerlo; no faltan muchas ocasiones en cada pleno ordinario para confrontar opiniones, proyectos y deseos para el futuro de Ponferrada. Y sin embargo, es necesario alcanzar un acuerdo mínimo en una decisión tan relevante como es la votación de unos presupuestos. Tradicionalmente se señala que el pleno de presupuestos es el más importante que celebra una corporación o un parlamento en cada año, porque delinea lo que aspiramos a ser y hacer a lo largo de un largo ejercicio presupuestario, con ese dinero que tanto le cuesta a las personas y empresas de Ponferrada generar, y con los gastos, siempre limitados en comparación con la ambición de los proyectos de todos los que nos sentamos en este salón.
Por eso agradezco la posibilidad de alcanzar ese mínimo común que permita aprobar unos presupuestos que no pueden ser un fin en sí mismos para asegurar una gobernabilidad más amable, sino un instrumento para cambiar el contexto económico del municipio en lo que es posible y responsabilidad del Ayuntamiento, una herramienta para contribuir a crear condiciones para asegurar un mejor desarrollo de los proyectos y aspiraciones del sector privado a la vez que permita mejorar las políticas públicas y servicios municipales a los ciudadanos. Uno de los fundadores de la economía actual dijo que el único presupuesto bueno era el presupuesto equilibrado, yo digo que el mejor para Ponferrada es el que podamos acordar entre todos.
Porque si permitimos dotar al ayuntamiento de un nuevo presupuesto será en beneficio no de los que nos sentamos en este salón de plenos, sino de todos los que están fuera, de un municipio que necesita un impulso decidido que tiene que venir de la mano de unas cuentas nuevas. Esa es la altura de miras que se precisa hoy en esta votación, porque es la capacidad de acordar que nos piden unos ciudadanos que muchas veces son ajenos a la disparidad de criterios que tenemos los grupos políticos y que no quieren que lo importante se ponga en riesgo por lo urgente o por lo mediáticamente llamativo. Eso lo sabemos hacer todos, pero es desahogo para un momento, quizás mensaje para los jefes políticos que no viven en Ponferrada y titular de un minuto, pero no es proyecto para un año para los que sí viven aquí, los que aspiran a seguir haciendo de Ponferrada un lugar para su futuro, especialmente los más jóvenes que merecen unas oportunidades que rara vez provienen de la pelea política y muchas veces más del acuerdo.
Mi intervención es una invitación al encuentro, porque este proceso es fundamental para el funcionamiento eficiente y equitativo de nuestra sociedad ponferradina, y su participación es esencial para asegurar que los recursos se asignen de manera responsable y transparente. Creo que ambas cosas estamos haciendo hoy en este pleno, un ejercicio de responsabilidad y de transparencia al que todos estamos llamados. Eso es tener sentido de ciudad, de municipio, porque sentido de partido es más fácil que lo tenga cualquiera. Se trata de anteponer lo que es bueno para el interés general a lo que es conveniente para cada sigla política, por encima de intereses personales y partidistas.
No me corresponde a mí entrar en los detalles de los presupuestos propuestos, pero sí me gustaría reflexionar brevemente sobre el contexto en el que nos encontramos. Nuestro municipio enfrenta una serie de desafíos y oportunidades, y es nuestra responsabilidad como representantes públicos garantizar que tomemos decisiones equilibradas que beneficien a todos los ciudadanos. Por eso hago un llamamiento a que quienes no comparten que sean los mejores presupuestos, los consideren al menos unos presupuestos ajustados para la complejidad en que viven cotidianamente personas, familias y empresas en nuestro municipio, y si no lo pueden respaldar con un voto favorable, hagan de una abstención un mensaje de concordia y de unidad para los ciudadanos, porque los ponferradinos lo necesitan y lo merecen.
Es importante reconocer que cada euro invertido en nuestro municipio tiene un impacto directo en la vida de nuestros vecinos. Desde los servicios sociales y la educación hasta la seguridad, desde el cuidado de nuestros espacios verdes hasta la promoción de la cultura, cada partida presupuestaria refleja nuestras prioridades como comunidad. Además, debemos ser conscientes de la importancia de la equidad y la justicia social en la asignación de recursos. Es fundamental que nuestros presupuestos reflejen nuestro compromiso con la igualdad de oportunidades y la inclusión, garantizando que ningún sector de la población se quede atrás, ninguna persona de Ponferrada, ningún pueblo, ningún barrio.
Por eso en estos días y a medida que discutimos los detalles específicos de los presupuestos he querido recordar la importancia del diálogo y la colaboración. Es natural que surjan diferencias de opinión, pero es a través del debate constructivo y el compromiso mutuo que podemos llegar a soluciones que beneficien a todos. Y dejo la puerta abierta a seguir haciéndolo en el futuro. Estoy seguro de que quienes hoy se abstengan no hipotecan su visión política y tendremos muchas ocasiones de debatir y confrontar opiniones en este salón de plenos en los tiempos venideros. Pero ahora demos cauce a más de ochenta y un millones de euros que son vitales para la vida económica del municipio. Para ello y para entendernos en el futuro siempre encontrarán mi mano tendida.