Un año más en este mes de marzo se ha procedido al cambio de hora oficial (la que realmente cuenta en la vida cotidiana) y un año más, se oyen los comentarios de turno. Hay que quién opina que la hora es la que es y punto y que es absurdo tratar de cambiarla. Entiendo que quienes así opinan, lo que quieren decir es que hay que utilizar siempre la hora natural y dejarse de tonterías. Quienes así hablan, quizá ignoran que no es tan sencillo determinar cual es la hora natural y sobre todo que en el mundo actual, el hecho de usar la hora natural traería tal cantidad de problemas que sería un auténtico caos. Veámoslo.
Puesto que desde hace unos 30 años me he dedicado básicamente por afición a estudiar este y otros asuntos similares, voy a escribir sin consultar la enorme cantidad de notas y apuntes que guardo sobre este tema. Supondría un gasto de tiempo injustificado en este caso. No obstante pasaré este texto a dos buenos amigos y expertos en estos temas, como son Luis Vadillo y Antonio Cañones, por si hubiere cometido algún desliz.
Desde hace siglos incluso milenios, los humanos hemos observado que las sombras tras amanecer se van acortando (y cambiando de dirección) por la mañana, pero por la tarde se alargan de nuevo. Sin duda desde hace siglos se observó que señalando en el suelo donde estaba la sombra sucesivos días en el instante en que era más corta, se obtenía una línea recta. Es la hoy llamada línea norte-sur. A partir de esta y otras observaciones ya se intentó medir el tiempo, es decir construir relojes cada vez más perfectos que funcionaban con el “movimiento” del Sol. Las horas así medidas podrían ser denominadas horas naturales. No voy no obstante, a analizar lo complicado que resultó hacer relojes de sol que funcionasen de modo correcto o al menos aceptable.
Estos relojes de sol durante siglos fueron los más perfectos, es más yo añado que aún hoy día un reloj de sol bien construido (detecta el paso de un minuto de tiempo), puede ser más exacto que algunos de los relojes mecánico que usamos. Como el de la foto que acompaña a este texto por ejemplo.
Ahora bien el problema es que los relojes de sol, durante siglos ignoraron por completo lo que hoy conocemos como ecuación del tiempo. Básicamente ocurre que el Sol real al moverse por el firmamento, no lo hace a una velocidad rigurosamente uniforme y por ello, no pasa por la vertical de un lugar a intervalos de exactamente 24 horas, es decir 86 400 segundos de los que marca uno de nuestros relojes de pulsera. En el transcurso de un día o dos si se quiere y a muchísimos efectos prácticos, la ecuación del tiempo podemos ignorarla, pero si día tras día vamos teniendo en cuenta su existencia, el asunto se complica hasta tal punto que en el siglo XIX, (quizá un poco antes en ciertos casos), hubo que dejar de medir el paso del tiempo como se había hecho durante siglos. El tiempo solar verdadero y por tanto las horas verdaderas o naturales fueron sustituidas por horas medidas en tiempo solar medio y no en tiempo solar real o verdadero, porque este no es rigurosamente uniforme. Por el contrario el tiempo solar medio y por definición si lo es. Así se dan circunstancias curiosas, como que sean las 12 del mediodía por el horario solar verdadero, pero no por el horario solar medio, que es insisto el que hay que utilizar porque utiliza unidades de medida del tiempo rigurosamente iguales.
El problema con todo no quedó aquí ya que aunque midamos el paso de las horas, minutos y segundos, en tiempo solar MEDIO, nos encontramos con el inconveniente, de que este tiempo solar medio, (al igual que el verdadero), en un instante dado es diferente entre dos lugares separados por distancias relativamente cortas. Entre Madrid y El Bierzo (Castropodame en concreto) unos 11 minutos. Por todo ello un tren que salga de una zona oriental de España (península) al extremo occidental y midiendo el tiempo, en tiempo solar medio, al llegar a la estación de destino arrastraría siempre un desfase de más de media hora, en concreto 36 minutos si las diferencias de longitud son de 9º, algo perfectamente posible, si observamos un mapa de la Península Ibérica.
Por tanto ya en el siglo XIX y a nivel mundial se decidió dividir la Tierra en una serie de zonas (husos horarios) y se acordó que dentro de cada una de esas zonas amplias la hora (en tiempo solar medio), fuese siempre la misma. En el caso de la Península Ibérica, lo que debería ocurrir es que desde el meridiano de 7,5º al este de Greenwich y hasta el de 7,5º al oeste de Greenwich la hora habría de ser siempre la misma y esta hora sería además la del tiempo solar MEDIO en el meridiano de Greenwich ( el meridiano 0º). Este meridiano pasa por la ciudad de Castellón de la Plana. En la práctica esto supone que el tiempo solar medio del meridiano de Greenwich, (llamado tiempo universal o TU) regula la hora de toda la Tierra; ya que por norma general la hora oficial de cualquier país del Mundo difiere siempre del TU en un número exacto de horas. Por tanto y por norma general en cualquier instante la hora en cualquier lugar del Mundo, coincide con la de cualquier otro en los minutos y segundos. Podemos hacer la prueba si llamamos por teléfono a Estados Unidos por ejemplo.
Si exceptuamos a las Canarias, casi toda España queda dentro del huso horario (huso 0), que contiene al meridiano de Greenwich y por tanto la hora digamos legal del España (en su mayor parte) debiera ser el TU. Pero casi toda no es toda. Gran parte de Galicia (todo el terreno ubicado al oeste de Monforte de Lemos), debería tener una hora menos que el resto de Galicia y por supuesto de la Península Ibérica. Así pues desde un principio, se vio que la aplicación estricta del sistema de husos horarios no resultaba cómoda en la práctica.
Después surgieron otras cuestiones que no voy a tratar, pero en base a las mismas y desde hace tiempo en España la hora oficial no corresponde-como “debería” ser- la del huso 0, que es el que contiene como he dicho, al meridiano de Greenwich, meridiano que obviamente está justamente en el centro de este huso 0. La hora oficial en España está adelantada en 60 minutos respecto a la que corresponde al huso 0 (en el horario de invierno) y en 2 horas en el horario de verano. Es esta una decisión política.
Ese adelanto en una hora (o dos incluso) de la hora en la España peninsular quizá se deba a que resulta más, cómodo si hay que hablar con Francia o Alemania por ejemplo ,pero esto ya es un tema político. Que lo arreglen los políticos. La cuestión es que una vez que se decidió cambiar o modificar el modo de medir el tiempo, sin ajustarnos estrictamente al sistema de husos horarios y por supuesto dejando a un lado el tiempo solar verdadero, por no ser uniforme, se abrió el camino a otras modificaciones por decreto legal. Se que hace algunos años, algunos políticos gallegos propusieron que la hora oficial de Galicia, fuese siempre una hora menos que la del resto de la Península Ibérica. Me huele a interés político esa propuesta.
Para finalizar voy a otro tema. Muchas personas, pensarán que con tanto cambio de la hora “natural”, es imposible que con la sombra del Sol que nos alumbra se pueda indicar la hora OFICIAL y hacerlo además con una precisión que puede superar a la de muchos de los relojes mecánicos aún en uso. Estas personas están equivocadas. Hace más de 30 años que he estado estudiando, diseñando y construyendo relojes-calendario de sol ( yo les llamo parques solares didácticos). Su construcción es lógicamente complicada pues hay que tener en cuenta todos los aspectos tratados en este artículo. Pero doy fe de que reiteradamente he comprobado como señalan la hora OFICIAL con indeterminación (a simple vista) de sólo más o menos un minuto.
Bembibre 27 de marzo de 2023//Rogelio Meléndez Tercero