Ya, antes era hacerse el sueco, pero los suecos ya no son lo que eran. Se han metido en la OTAN, reparten por las casas folletos sobre cómo prepararse la guerra, quieren echar a los inmigrantes y su gobierno está apoyado por la ultraderecha. Ahora hay que hacerse el chino. Como Rodríguez Zapatero, que ha puesto en práctica con el régimen chino las mismas técnicas de persuasión que con Puigdemont. Preparado el terreno, le toca a Pedro Sánchez. Visto el estropicio que ha organizado Trump y como hay que buscarse nuevos amigos el presidente del Gobierno quiere hacerse la foto –y ya van tres, una por año– con Xi Jinping, un tipo mucho más moderado que el presidente americano, al menos en los gestos. El viaje incluye Vietnam, donde se han instalado las fábricas que no quieren aparecer como chinas. Un lugar que trae malos recuerdos a los americanos y que también está contento con Trump: un 46 % de aranceles le han caído.
Las migas en el camino de Zapatero
El presidente del Gobierno, que no sabe cómo escaquearse de aumentar el gasto en defensa, quiere al menos poder presentarse en Bruselas como el que habla chino en la intimidad. Visto que Zapatero es el sherpa, para coger el tono, durante las muchas horas de avión Pedro Sánchez puede leer lo último del anterior presidente socialista, La solución pacífica. Un libro en el que propone que todo se resuelva con diálogo. Debe ser la conclusión a la que ha llegado Zapatero después de observar cómo tratan sus amigos chinos a Taiwán o Nicolás Maduro a la oposición venezolana.
Todo el mundo busca nuevos mercados y China da para mucho, pero igual también quieren vender aquí lo que no van a poder colocar en Estados Unidos y se convierte en un problema. A Pedro Sánchez ya le miraron con los ojos entornados cuando defendió los coches chinos que pueden acabar con la industria europea –y española- del motor. España exporta a China 7.500 millones y ellos venden aquí productos por valor de 45.200 millones, casi nada. Dos preguntas: ¿Va a pasar con China como cuando se confió en el suministro de energía (gas) de Rusia? ¿No se han sacado consecuencias de haber llevado las fábricas a China?
Visto lo visto y con todos recolocándose y buscando nuevas amistades, lo que no está claro es quién instruirá a quién sobre invertir y vender en África e Iberoamérica. Se supone que son los territorios de influencia –histórica y al menos geográfica– de España, pero están ya más metidos los chinos que los diplomáticos y las empresas españolas.
La Semana Santa de Vox
Sánchez volverá a tiempo para disfrutar de la Semana Santa. No se le supone un apasionado por las procesiones, una manifestación religiosa, aunque ya son más un espectáculo castizo. Pero debe esperar con fruición una en particular. Recordando que eran estaciones de penitencia hay gran expectación por ver cómo se desarrolla el vía crucis de Vox, con Santiago Abascal y el resto de los cofrades arrastrando las cadenas por las calles en expiación de sus pecados de admiración y pleitesía a Trump. Se sugiere que lo hagan en la procesión del Silencio, para evitar meter más la pata.
El espíritu de contrición de estas fechas ha dado para un amistoso intercambio de pareceres entre Gobierno y PP sobre las medidas a tomar para internar sobrevivir a las consecuencias del desbarre de Trump. ¿Llegarán a un acuerdo ante el asombro de la galería? ¿O solo ha sido un espejismo maquiavélico: te llamo y te pregunto qué harías, pero después hago lo que me dé la gana dejándote sin argumentos para votar en contra en compañía de Vox?
Feria en Sevilla y congreso en Valencia
Tras la Semana Santa llega la feria de Sevilla y tampoco nadie quiere perderse la actuación de la vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y secretaria general del PSOE-Andalucía, María Jesús Montero. Procede la presunción de inocencia, pero dado cómo va de acelerada últimamente se espera su aparición en las casetas, entre fino y sevillanas. Además, para entonces habrá podido renovar sus chascarrillos porque pocos días antes el Partido Popular Europeo se habrá reunido en Valencia. Sí, Valencia, con Carlos Mazón de anfitrión, que aunque suene a pareado en lo que puede convertirse es en una reunión necesitada de remedios eficaces contra gafes. En el kit de bienvenida al congreso se puede repartir a los asistentes un saquito de sal, una turmalina o algún otro remedio contra los cenizos. Mazón fastidió las elecciones a Feijóo pactando durante la campaña de las generales con Vox, lo de la dana no necesita más detalles y ahora ha vuelto a pactar con los de Abascal los presupuestos, marcando el camino a los populares de Castilla y León, Aragón, Extremadura y Murcia.
El Todo lo que era sólido de Muñoz Molina reclama una revisión para incluir la perplejidad, el asombro y el enojo ante lo sucedido durante la última década y lo que se aventura.
Ángel M. Alonso
@AngelM_ALONSO