Guerra de banderas

Aparecen pintadas en los buzones de correos, bordadas en las mascarillas, en los pasos de cebra y hasta en las balconadas de muchos ayuntamientos. Son una moda, una realidad o simplemente la celebración del triunfo de un orgullo, de unos derechos de una parte de la ciudadanía que concibe las relaciones interpersonales de otra manera a los cánones o pensamientos de la supuesta, hasta ahora, mayoría. El periodista, ya lo habrán adivinado, se refiera a la famosa bandera con los colores del arcoiris, del denominado movimiento gay y todos los derivados que se encuadran bajo las siglas LGTBI.

El Tribunal Supremo en sentencia de 1 de junio de 2020 dejó establecida y aclarada a la raíz de lo sucedido en el Ayuntamiento de Tenerife que no se podía colocar a modo de banderas ninguna mas que las oficiales. ¿Entonces, se pueden colocar banderas del orgullo a pesar de lo dictaminado por la Justicia? No. Pero hecha la ley, hecha la trampa. La gran mayoría de alcaldes lo que han hecho es usar balconeras, que no banderas izadas en un mástil, para burlar la ley. Y así, todos contentos.

Una bandera es un símbolo de tela. Para muchos usada como un trapo a la menor de las ocasiones para elevar el tono de su protesta, insultar con pisadas o mecheros a todos aquellos que se ven representados en ella. Lo cierto es que la bandera en España pasó de ser un símbolo sagrado, nos referimos a la rojigüalda, a parecer que daba igual a la gran mayoría de la ciudadanía. Quizás por exceso, las generaciones siguientes a la Guerra Civil fueron perdiendo su identidad a la par que el sentido de pertenencia a una España a la que parece dañar si se llama lo que es: patria. El sentimiento de los nacionalismos y la fuerza de otras tendencias políticas trasladaron también sus tensiones al lenguaje de las banderas y así muchos la ultrajan, mientras otros han comenzado un verdadero fenómeno de masas en rescate de ella, casi acaparándola. Se declaran inconstitucionales la del escudo del águila de San Juan y la tricolor de la República. Pobre bandera.