Gobierno y autonomías

A la hora de escribir estas letras se está debatiendo en el Congreso de los Diputados la prolongación o no del Estado de Alarma. El Gobierno del socialista Pedro Sánchez lleva los deberes hechos y la aritmética no le debe fallar en la votación. Resulta chocante cómo el partido político de centro izquierda español se escoró más a la izquierda, no sólo nacional, sino también con las nacionalistas. Esa «quiebra» del status quo de 40 años de gobiernos no radicales funcionó. Ahora realmente sabemos que el día a día es aprovechado para cambiar, bajo la excusa del Estado de Alerta, muchas cosas del gobierno y la fontanería legal. De ahí que la derecha radical haya saltado como excitada porque la radicalidad ayuda a crecer a los extremos.

¿Y el PP? El PP tiene la asignatura pendiente de dar empoderamiento y solidez a su cuestionado liderazgo personal de Casado y su grupo. Y esto de la votación del Estado de Alerta vuelve a poner a prueba su rol. De momento, Ciudadanos le ha robado, como se dice coloquialmente, la cartera, anunciando su apoyo por sentido de Estado. Algo de lo que se carece en general en la clase política actual. Ante temas como asuntos exteriores, terrorismo y pensiones lograron con gobiernos socialistas y populares grandes consensos. Pero eso era antes y con líderes pasados.

Otra de las evidencias o vergüenzas de todo este proceso ha sido el papel de las autonomías. Se celebran interminables reuniones por videoconferencia intentando tomar decisiones unilaterales y tan sólo informando en muchos casos a toro pasado, esto es: «vamos a hacer esto y lo otro», pero dejando a las comunidades más pequeñas en población y liderazgo en un papel secundario. No puede ser que Castilla y León no tenga el mismo peso que Galicia, País Vasco, Andalucía… El Estado de Alerta no es excusa para no dejar a las regiones «rascar bola», pero tampoco a que en ese metafórico gallinero haya sólo un gallo. Ustedes entienden.

En ABC