Galicia Caníbal

Las elecciones regionales en Galicia celebradas el pasado fin de semana y sus consecuencias siguen aportando titulares a la actualidad informativa diaria. “Me gusta ese mapa azul, salvo tres o cuatro manchitas rojas”, bromeaba el presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Y es para hacérselo mirar, el menos desde el punto de vista de la izquierda moderada, el PSOE, quien como primera advertencia debería darse cuenta de que haberse literalmente echado al monte con independentistas y filoetarras no gusta a la inmensa mayoría de los españoles.

Puede que no den con la tecla del póster electoral perfecto, que es un problema de estructura en el PSG como dicen, pero no nos lo creemos.

La izquierda europea desde la II Guerra Mundial es la izquierda de Willy Brand, de Olot Palme y de otros tantos socialdemócratas que huyeron horrorizados del comunismo para construir gobiernos progresistas donde la moderación y el papel del Estado como garante de los servicios públicos básicos o principales eran santo y seña. El PSOE de la época de Felipe González y Alfonso Guerra, de Jaime González o Chuchi Quijano en clave regional, bien saben que desde el 74 en Suresnes se abandonó el marxismo y el guerrracivilismo para poder salir de la clandestinidad y contribuir a crear una nueva España, centrada, europea y moderna.

Pero el PSOE actual ha caído en manos, por mor de la partitocracia, en una ósmosis de religión mesiánica donde se idolatra al líder y no se le cuestiona. Ay de quien ose hacerlo, pues será expulsado o vilipendiado como le está sucediendo al presidente castellanomanchego Page, le sucedió al histórico Nicolás Redondo -hijo- al gallego Paco Vázquez, a Manuel Leguina y a otros tantos menos conocidos. La lista de la nueva Inquisición sanchista crece a cada día que pasa. Pero el problema es “estructural, nada que ver con la política nacional del Gobierno”. Efectivamente, si una persona es gallega y de izquierdas en la coyuntura actual lo útil es votar nacionalismo, votar chantaje, votar al sálvese quien pueda. Eso es lo que produce la política del no mentir, “cambiar de opinión”. Radicalismo, extremismos, revueltas como la del mundo agropecuario, crispación social, resurrección de las vendettas entre regiones, entre pueblos, entre familias…abrir heridas, profanar tumbas. Ahora que lo mejor es Tezanos y su CIS. De traca.

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