Final de curso con elecciones

Resulta cuanto menos curioso cómo es esta vida de los arranques del siglo XXI. Mientras nuestros gobernantes se entregan a una frenética campaña a las elecciones europeas, protagonizando las primeras espadas de cada formación hasta cuatro actos y varias entrevistas a cada jornada, pareciera que la sociedad en su gran mayoría estuviese viviendo su propia y particular vida. Moviliza más personal y cantidades de dinero una tal Taylor Swift que cualquier líder político nacional. Hasta de otros países y océanos se mueven las madres y jóvenes con tal de presenciar la gira de la artista.

Los más pequeños piensan en la playa y la piscina. En no madrugar. En las vacaciones de verano que tienen ya encima. Los chicos EBAU, cada uno por su región, qué desatino, compiten por alcanzar la nota que le dé para entrar en la facultad de sus deseos. Los universitarios apuran las horas en las bibliotecas públicas mientras afuera los jardines verdes y el sol les llama para que renieguen de su condición de estudiantes y se vuelvan como son: libres, alegres y desenfadados. Luego vendrán los lloros y las alegrías. Y el saber hacer frente sin psicólogos y pastillas a los reveses normales de la propia vida y el porvenir, por-venir, repito. Ya vendrá. Calma.

En Castilla y León Raúl de la Hoz encabeza claramente las posibilidades de una victoria popular. Muchas entrevistas en medios locales y provinciales, actos, encuentros con profesionales de distintos sectores y una defensa de Castilla y León contra la despoblación, la vida rural, la agroindustria y las infraestructuras públicas. Las dos grandes diferencias que se observan con respecto a la campaña socialista es que, siendo parecidos mensajes, los socialistas lo apuestan todo a la campaña nacional en medios, actos de campaña por las principales localidades con ministros y caras conocidas para contrarrestar el más que probable ascenso del PP. La crisis por escándalos y presuntas corrupciones son contestadas con la palabra: fango.

Desde el punto de vista de la Comunicación Política destaca la campaña de “Se acabó la fiesta”, exdirigentes de Ciudadanos con un logo de una ardilla y la máscara de Anónimus y una actividad frenética en las redes sociales. Puede ser, según muchos sondeos, el voto protesta y la sorpresa en esta ocasión.

ABC