Los desposeídos de todo y hasta dudosos de su propia identidad no se esforzarán ni se sacrificarán para mejorar unas tierras que no les pertenecen y de cuyos productos no reciben ninguna parte, por mucho que crean que por llegar es suficiente. Una vez en el primer mundo, los padres no se sacrificarán para asegurar la educación de sus hijos, los propios niños no estudiarán, si las escuelas a las que van sólo alcanzan la instrucción primaria obligatoria. Luego abandonan. Abandonan todo compromiso, todo lo que suponga esfuerzo. La iniciativa individual no florecerá en una sociedad mentalmente cerrada, en una sociedad que reserva la riqueza, poder y privilegios a las mismas compañías internacionales, a las mismas familias que han estado en posesión de esa riqueza y de ese poder durante años a través de bancos, farmacéuticas o ahora, ese selecto club de sociedades de la tecnología informáticas… En China juegan a la dualidad de modelo, en Rusia también, pero en occidente tampoco escapamos del cerco.
Por lo tanto, se aproxima una revolución, una revolución que será pacífica, silenciosa, si somos lo suficientemente inteligentes; compasiva si nos interesamos lo bastante por ella; acertada si tenemos suerte, pero una revolución que está en camino, querámoslo o no. Podemos influir en su carácter; no podemos alterar su irremisibilidad… Por muy rica y poderosa que pueda llegar a ser una nación, un continente, los niños condenados por la ignorancia, las familias esclavizadas a un trabajo a cuya posesión no pueden aspirar, se ven privadas de esa dignidad. La plenitud y la realización del talento y la esperanza, que es el objetivo del progreso económico. El progreso sin la justicia es un falso progreso… y una falsa esperanza.
La individualidad es un sueño que sólo si se conquista en comunidad logra realizarse. Si la meta final es una vida estereotipada, fabricada de antemano y con roles totalmente teledirigidos por unas pocas personas desde otro punto del planeta no es la libertad.
Ser libre y feliz comienza por liberarse de la tiranía disfrazada de un progreso mentiroso.
En ABC