Fábula de otoño

Todo lo que aquí está escrito

es ficción.

Cualquier parecido con la realidad

es pura coincidencia (o no)

Avanzaba el otoño y el precio del kilovatio/hora. Los magostos volvían al Bierzo y las primeras heladas a Maragatería. Todo parecía dentro de la anormal normalidad que nos aflige hasta que se produjo un hecho que convocó muchas atenciones y un cierto estupor. La protagonista del suceso era la portavoz del Gobierno del Partido Popular (aquí empieza la ficción) que, en un coloquio denominado `Retos de la Portavocía del Gobierno en la era de la posverdad´, ponía sobre la mesa la conveniencia de que todos los medios de comunicación, tanto los afines como los contrarios, reservaran un espacio para que el Ejecutivo pudiera informar a los ciudadanos de sus acuerdos y decisiones.

La portavoz consideraba que, si los medios informaban en espacios específicos de la llegada del anticiclón de las Azores o de la gota fría de la Comunidad Valenciana, también podían hacer lo propio con las acciones del Gobierno, evitando de esta forma que aquellas se difundieran de forma sesgada como, según sus personales temores, venían haciendo, sobre todo, los medios alineados en la derecha mediática.

La propuesta no pasó desapercibida. Nada más conocerse el pronunciamiento ministerial, todos los Colegios de Periodistas de España y Asociaciones de la Prensa  emitieron un comunicado conjunto y contundente para manifestar su radical  desacuerdo con la ministra, al tiempo que alertaban de los graves riesgos que para la libertad de expresión e información podía suponer la implantación obligatoria de ese espacio que, según la intrépida apreciación de algunos profesionales, se podía llega a parecer mucho al NO-DO franquista, que se exhibió en los cines durante los años de la dictadura, con un claro  propósito de adulación desmedida de la figura del Caudillo.

El popular periodista, Antonio García Ferreras, en su apreciado y plural programa de entrevistas `Al rojo vivo´ de la Sexta, tampoco tardó en convocar a todos los representantes de las asociaciones y partidos políticos de la oposición para que, tras abandonar momentáneamente sus reiteradas críticas a una presidenta de comunidad autónoma que les traía por la calle de la amargura, pudieran explayarse a gusto contra la representante del Ejecutivo y su disparatada propuesta, que también podría resultar atentatoria contra los derechos humanos y los de alguna que otra especie animal protegida.

Naturalmente, los presentadores de Televisión Española, los de la 1, la 2, 24 horas, TVE Internacional, Teledeporte, y hasta los de Clan, de forma tan unánime como inmediata, decidieron volver a comparecer detrás de la pequeña pantalla vestidos de negro riguroso para expresar su rechazo a las declaraciones de la ministra. Se trataba de la segunda vez que los trabajadores del ente adoptaban tan drástica medida; la primera había ocurrido, naturalmente, con otro Gobierno popular.

Todavía están estudiando el caso, pero parece que los técnicos de sonido y las maquilladoras del ente también están valorando la posibilidad de adoptar, como sus compañeros, el negro absoluto en sus atuendos, tanto en los que se ven como en los más íntimos, porque la afrenta de la portavoz gubernamental, según han declarado muchos de ellos, les ha llegado muy adentro.

Finalmente, una vez que la noticia alcanzó su máxima cota de difusión, los principales sindicatos de clase junto con la Unión de Actores y Actrices y varias asociaciones progresistas de distintos ramos profesionales tampoco tardaron en plantear la conveniencia de reunir, con carácter urgente, a sus correspondientes comités ejecutivos con el fin de  estudiar la elaboración de un calendario de protestas que sirviera para calentar la temporada otoño-invierno y para contribuir, con ese calentamiento sociolaboral,  al necesario ahorro energético al que nos obligan las actuales circunstancias.

Fin de la fábula y de la ficción

Supongo, querido lector, que ya te habrás dado cuenta de que nada de lo aquí descrito ha ocurrido en la realidad, porque la portavoz responsable de la disparatada propuesta no era de un Gobierno del PP y por eso, todos esos resortes que reaccionan con tanta sensibilidad y celeridad en otras ocasiones, en la que nos ocupa, han permanecido en silencio y ajenos.

 

Angel María Fidalgo