Europa en la encrucijada

La llegada al poder por segunda vez de Donald Trump en Estados Unidos está causando un terremoto geopolítico del que no somos ajenos. A su vez, en el mundo más o menos democrático, la figura de los políticos y movimientos denominados “patrióticos” es un hecho incuestionable como hemos podido comprobar el pasado fin de semana en Alemania, otrohora locomotora continental.

Si ustedes creen que esas son cuestiones lejanas y que no les afectan en su día a día, permítanme decirles que se equivocan. Por ejemplo, ¿recuerdan cuando se hablaba del fin de los recursos petrolíferos? ¿O del final del carbón? España ha pagado un altísimo precio por desmontar su industria energética para entregarla prácticamente al gas ruso y argelino. Hemos perdido la soberanía energética y no nos ha quedado reserva de nada, salvo una apuesta por la energía verde que no logra atender a la demanda total del país. En Castilla y León hemos entregado nuestras centrales térmicas a la nada y desmontado toda la industria del carbón en aras a la no contaminación. Una gota en el mar si vemos lo que pasa en el resto del planeta.

Pero si además entregamos nuestra responsabilidad de la Defensa a otro superorganismo como la OTAN pagando la factura mayor otra nación estamos entregando, también, nuestra soberanía como nación o como continente a Estados Unidos. No es baladí que el independentismo pida competencias en Defensa pues detrás de una nación debe haber un Ejército para que se te respete en la liza internacional. En Astorga, por citar un lugar conocido, llevan décadas con los viejos lanzacohetes Teruel y esperan como agua de mayo los Silam más contemporáneos.

Y finalmente, si permites que el mercado, en términos generales, sea apoderado por el gigante Chino inundando al mundo con sus productos, comprando multinacionales y bancos por los cinco continentes, también estás entregando tu soberanía como ente público regulador de los excesos del capitalismo.

Tres caminos por los que Europa, o el sueño europeo, entra en crisis y con ello organismo como el Comité de las Regiones, donde Castilla y León, como la más extensa de todas, tiene mucho que decir. Si nuestro Gobierno central no lo ve, al menos que nuestro Ejecutivo autonómico lo ponga sobre la mesa. Necesitamos más Europa, sí, pero no así.

ABC

 

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