Ha hecho bien el PSCyL en cambiar de cartel electoral. Tudanca vivió su momento de gloria venciendo en el 2019. Una de las enésimas intenciones que tuvo para ser presidente de esta Comunidad autónoma. Carlos Martínez Mínguez, alcalde de Soria, cuenta con tiempo suficiente para celebrar un congreso regional y fabricar un traje a su medida dentro del socialismo de las nueve provincias y media que conforman esta gran región.
Mientras tanto, el PP de Castilla y León, con Alfonso Fernández Mañueco al frente, acaba de retocar su Junta directiva regional y su Comité Ejecutivo. Tras Vázquez, el segoviano mano derecha del presidente, se han establecido las figuras de dos coordinadores con compentencias en casi todas las áreas. Salen reforzados, Raúl de la Hoz, vallisoletano, e Isabel Blanco, zamorana. El eurodiputado y la vicepresidenta de la Junta apuntan maneras para “tener lista y engrasada la maquinaria electoral”, en palabras del propio Mañueco.
A nadie se le escapa que tras la estampida de Vox de la coalición gubernamental, Santiago Abascal tocó arrebato, el giro de los acontecimientos obliga a gobernar en mayoría minoritaria con pactos puntuales, en especial con los provincialistas. Pero prorrogar los presupuestos del 24 al 25 es, a la hora de la verdad, mostrar una pequeña debilidad que no se puede mantener por mucho tiempo. La primera vez que Alianza Popular (PP después) sufrió un revés similar, José María Aznar y los suyos se plantearon seriamente en dimitir y convocar nuevas elecciones. Fue Ana Botella, la esposa del presidente, la que les convenció a seguir adelante puesto que ella misma había comprobado que la vida de los castellano y leoneses seguía adelante y no había síntoma alguno de que la sociedad clamase por unos nuevos comicios. Esta anécdota histórica, contada por los protagonistas a este periodista, demuestra que muchas veces el mundo político se empeña en plantear una situación quimérica con respecto al pulso social cotidiano.
Si hay elecciones en el 26, que las haya. Al fin y al cabo el ciudadano ante la crispación política nacional e internacional cuenta con ganas de expresarse, que para ejemplo de aferrarse al sillón ya tenemos al presidente, Pedro Sánchez, el maestro de hacer lo imposible posible. Ya saben, ¿mentir? nunca, “cambiar de opinión”.