El quinto jinete

Mientras seguimos esperando las dimisiones de los dos grandes perdedores del 13-F, Luis Tudanca y, sobre todo, Francisco Igea, resulta que al mundo le ha dado por hacer estallar una guerra en el viejo solaz de Europa como lo es Ucrania. El comunismo, al que muchos confunden con el neozarismo de la oligarquía mafiosa rusa capitaneada por Vladimir Putin, sigue más vivo que nunca a pesar de sus genocidios, dictaduras de partido y fracaso como modelo político, económico y social. No hace falta señalar largas distancias en el mapamundi hasta Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, China…No, aquí, en nuestro país, entre nosotros, convivimos sin darnos realmente cuenta con defensores acérrimos y radicales de este criminal sistema. Sólo hay que verlos cuando votan en contra o se abstienen de enviar armas a Ucrania en el Congreso, cuando instan a soltar de las cárceles a los terroristas, fomentan y abrigan homenajes de recibimiento a falsos gudaris etarras. Son los de siempre, los anticristo, seguidores de la única fe para ellos válida, el comunismo como base para el que todo vale con tal de llegar al poder y destruir todo lo demás. Supieron utilizar las redes sociales, los nuevos canales de comunicación. Crear un estado de opinión donde el regeneracionismo político, en este caso por la ultraizquierda, podía al fin hacerse. Era el fin del bipartidismo, de los políticos con altura de miras y sentido de estado. Ahora eran tiempos del populismo, la tertulia televisiva fácil y el llevar a los incautos ciudadanos a la verdadera ratonera que hubiese sido dejarles más y más poder. Los tenemos en el mismo Gobierno y pagaremos caro este capricho del destino.

No entendemos cómo en Castilla y León, con un modelo fatigado, cabe en cabeza alguna que pueda existir otra disyuntiva que no sea el gobierno en solitario con acuerdos puntuales o en coalición con Vox. De momento, a estos últimos, podemos señalarles unos postulados teóricos correspondientes a una derecha más reaccionaria, pero, hasta el momento, no han puesto al mundo en peligro y no se les puede achacar genocidio alguno. A no ser que Abascal y los suyos tengan otra vida oculta que se nos ha escapado conocer.

No pueden dar lecciones al presidente Mañueco quien está gobernando en Madrid con el quinto jinete del apocalipsis.

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