El proyecto

Un verdadero terremoto ha causado el anuncio por parte del presidente de la Diputación de León, Eduardo Morán, de contar con la solución para la maltrecha economía del Bierzo, y por tanto de media provincia, para que una o una serie de empresas se instalen en el recinto que la central térmica de Cubillos deje físicamente. Todo el mundo se pregunta quién o cómo demonios puede ser y hacer. Pero el guante lanzado está no sólo en la Mesa por el Bierzo y en la Mesa por León. Mucho mesonero para tan poco parroquiano.

El periodista no pone en duda las palabras del que también es alcalde de la localidad de Camponaraya, donde por cierto, existe un polígono industrial nada desdeñable. Pero aún siendo una noticia conocida en medio de una visita a la singular comarca, no deja de parecer un «venirse arriba» en medio de compañeros de partido de una tierra rica en recursos naturales pero yerma de una industria fuerte a excepción de media docena de firmas.

Pero si la ayuda para hacer realidad esa necesidad socioeconómica ha de venir de Europa o de Madrid, Morán va por buen camino con sus citas en agenda con la ministra Ribera de Transición Energética y con el polémico Ábalos el del Transporte y Movilidad. La Junta de Castilla y León, desde ahí para abajo, no vemos capacidad en entidades y agentes menores visto el ritmo y el argumentario de las citadas mesas.

Todo se fía a Europa, a Madrid y en menor medida al aporte de la Junta y Diputación. Crear una oficina de desarrollo, de tramitación de proyectos a presentar para buscar su financiación. Pero resulta que dicha oficina y sus empleados deben ser financiados por las propias instituciones públicas. El empresariado, dividido y convertido en refugios de pequeños grupos de influencia, se escudan en que bastante hacen con emprender, y los agentes sociales, cada vez más anacrónicos en su rol, claman por la responsabilidad empresarial o en su caso establecer un mundo donde la subvención y lo público lo sea todo.

Así las cosas, la opinión pública duda y Endesa se va, dejando a la tierra que la vio nacer sumida en el pesimismo.

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