Estamos acostumbradas a que cualquier noticia se haga viral pero rápidamente se vaya a la
papelera sin que tengamos tiempo para comprenderla o tiempo para activar una respuesta.
Estas noticias hacen una curva de intensidad; suben y suben hasta que pierden fuelle y
empiezan a caer. Al calor de las redes sociales, bajo las dinámicas de la política profesional,
que cada día roza mas lo esperpéntico, y también fruto de una sociedad despolitizada y
reaccionaria, estas noticias solo generan un bullicio inoperante, y pasividad a la hora de actuar.
Necesitamos por tanto explicaciones y marcos de entendimiento colectivo para que lo que
ocurre y afecta a nuestras vidas no se acabe convirtiendo en una simple anécdota mientras
seguimos con la cabeza gacha aceptando todo lo que imponen. Así pasa con la noticia que
saltó hace unos días en todos los medios provinciales sobre la falta de profesionales de
oncología en el Hospital del Bierzo.
Más allá de los detalles de esta, como que dos trabajadores estaban de baja y las otras dos
vacantes están sin ocupar por los últimos traslados de trabajadores sanitarios, deberíamos
pensarla desde el prisma de que esta noticia no es un hecho aislado, y todavía menos una
simple anécdota. Es parte de un proceso mucho mayor que viene dándose: La brecha
territorial, proceso por el cual las personas en base al lugar donde habitan se ven sometidas
a perjuicios y empeoramiento de sus condiciones de vida.
De primeras esta brecha territorial se ve rápidamente con los problemas del Hospital del
Bierzo, los cuales durante los últimos años son notables: largas listas de espera, falta de
profesionales en oncología, cardiología, enfermería y otras especialidades, fallos y averías en
las instalaciones…etc. Es decir que más de 130.000 personas con una edad media bastante alta
tengan estos problemas con su único hospital de referencia es pura violencia y para nada fruto
de la mala suerte o problemas momentáneos, como viene denunciando la plataforma por la
Sanidad Pública del Bierzo y Laciana en los últimos años. No es por tanto un problema nuevo ni
aislado, es justamente síntoma de varios procesos que van a la par: Por un lado la desinversión
de los servicios públicos (sanitarios, educativos, transportes…etc) que están llevando a cabo
todas las instituciones burguesas (también el SACYL) en un momento de crisis capitalista. Con
cada día menos medios para sufragar los servicios públicos, las instituciones hacen su labor en
beneficio de los intereses de los grandes capitalistas para mantener sus beneficios. Así todos
sus esfuerzos se dirigen en este sentido, dejando grandes capas de la sociedad desamparadas
a falta de recursos propios y depositando toda la riqueza social en manos privadas. Convierten
entonces la sanidad pública, en un servicio cada vez más mermado para pobres y desvían una
gran parte de la demanda sanitaria y por lo tanto de fondos públicos a la sanidad privada.
Donde haya una sanidad pública cada vez más estrecha y una sanidad privada subvencionada
para aquellos que puedan permitírsela. Ejemplo de ello lo tenemos muy cerca, como sucede
en el Bierzo con la externalización de cientos de operaciones anualmente, servicios como el
derecho al aborto o pruebas de radiología, que se derivan por contratos millonarios a la
sanidad privada; concretamente al Hospital de la Reina y a la Clínica Ponferrada. Mientras en la
sanidad pública los trabajadores y trabajadoras acaban marchándose a otros lugares con
mejores condiciones laborales, y los que quedan sufren una carga de trabajo insostenible.
Otro aspecto que interviene en este proceso de empobrecimiento es el aspecto territorial; El
pueblo trabajador berciano sufre una brecha territorial enorme; hablamos de un territorio que
por procesos económicos y sociales a día de hoy queda desplazado de las vías de inversión y
capitalización. Solo hay que ver para ello la tasa de actividad económica, la despoblación de
sus villas y zonas rurales, o la gran cantidad de personas forzadas a migrar. Además hay que
situar al Bierzo en la insostenible y centralizada comunidad autónoma de Castilla y León,
donde territorios como El Bierzo, y otros territorios de León quedan totalmente desplazados
de las inversiones de los ejes vertebradores para los intereses de la oligarquía. Las instituciones
como la Junta de Castilla y León, o el Estado Español ni se preocupan ni invierten en territorios
como el Bierzo, mas allá de fondos europeos, que son recursos ineficientes que se reparten
entre las carteras de empresarios locales sin dejar beneficios sostenidos a la clase trabajadora.
El capital necesita de una acumulación cada vez mayor de propio capital y por tanto de
personas e infraestructuras en lugares concretos para poder sostener la maquinaria engrasada
de los beneficios capitalistas. Es así como El Bierzo y otros territorios del estado español (cada
vez mas evidente en el oeste peninsular) quedan condenados al empobrecimiento, falta de
inversión y trabajo, a la migración forzosa o la merma de la calidad y accesibilidad a los
servicios públicos de transporte, sanitarios o educativos. Así la caída de un acueducto de la A6
en Vega de Valcarce, la situación del Campus universitario de Ponferrada o el desprendimiento
de la semana pasada de la carretera que une el Bierzo con Tsaciana, dejando a esta última
incomunicada, es fruto de este proceso.
Es por eso que toda respuesta, reclamación y denuncia que se quiera hacer debe partir de un
esquema que ayude a situar y aterrizar el problema. No podemos llevarnos las manos a la
cabeza sin entender por que las instituciones actúan de esta manera. Debemos construir
políticamente respuestas que arañen conquistas. Es mas que evidente que nuestros intereses y
los de las instituciones y empresarios son antagónicos. Y que nada van a hacer mas que
dejarnos a nuestra suerte o utilizarnos cuando lo necesiten. Debemos construir reclamaciones
que toquen su poder. Luchar para conquistar derechos y recursos para la gran mayoría social.
De la comprensión a la organización. Organización para poner rumbo a la transformación
social que ponga fin a la brecha territorial, al empobrecimiento, a la despoblación, o a la
sangría poblacional. Alternativa que pongan freno a la destrucción ecológica, o al ascenso
bélico. Dirigirnos hacia la consecución de nuestro poder para poner a nuestro servicio la
organización social y política. Suena revolucionario, lo es. Suena antiguo, para nada. Se trata
de volver a creer que la revolución es posible como dice el lema de las Coordinadora Juvenil
Socialista recientemente presentada en muchos territorios peninsulares. Es cuestión de vida o
muerte. Es Socialismo o barbarie.
Jorge Aller García
SE PUEDE DECIR MÁS ALTO PERO NO MÁS CLARO.
SE PUEDE DECIR MAS ALTO, PERO NO MÁS CLARO. ASÍ ES LA COSA.